Óscar Valdez, nuevo campeón mundial Superpluma del CMB

 Otro campeón que pierde la corona y queda desmadejado en la lona.

Los ciclos dramáticos del boxeo son incesantes. Otro campeón que pierde la corona y queda desmadejado en la lona. Un nuevo monarca que celebra con un cetro que arrebató con justicia y furia para llegar al clímax en este oficio, el nocaut. Miguel Berchelt perdió el cinturón de peso superpluma del CMB. El nuevo dueño es Óscar Valdez.

 

Dos boxeadores que prometieron estar a la altura de la tradición de mexicanos que entregan todo en una pelea como si la vida fuera en ello y no sólo por un título que cambia de manos cada tanto.

 

Berchelt terminó inconsciente en la lona por un poderoso impacto de zurda en el décimo episodio. Tardó en volver a la realidad. Logró sentarse en el suelo mientras lo atendían los servicios médicos. Los ojos revelaban que su mente aún divagaba a saber dónde, aunque su cuerpo ya respondía en el cuadrilátero de La Burbuja en el hotel MGM Grand, en Las Vegas. Óscar, el nuevo campeón, se acercó a su rival abatido y algo le dijo. Sólo los que estaba inclinados junto al hombre abatido lo escucharon. Después besó el puño enguantado del perdedor.

 

La expectativa era enorme. Dos jóvenes con valor y talento que por fin se enfrentarían. El año pasado la pandemia interrumpió este combate pensado para el primer trimestre de 2020 y en octubre, Berchelt estuvo enfermo de Covid 19.

 

Horas antes de la pelea, incluso el presidente Andrés Manuel López Obrador habló con el campeón Berchelt en una videollamada y le deseó que ganara por nocaut. “Hay que noquear a la corrupción y al adversario también tratarlo con cariño”, le dijo el mandatario.

 

Era un enigma lo que acontecería en el cuadrilátero. Berchelt suele ser un peleador inteligente y aguerrido. Valdez subió de división y lucía más pequeño, como un jovencito que se atreve a lo inimaginable.

 

La estrategia quedó clara desde el primer episodio. Valdez buscó al campeón y lo atacó sin cesar. Era un prodigio de velocidad, de soltura de piernas y cintura que apenas intentaban llevarlo a las cuerdas, lograba dar gráciles giros que lo ponían a salvo. Berchelt, por el contrario, lucía tieso, las piernas sin cadencia y torpes. No era el monarca que se ha visto en las seis defensas exitosas. ¿Acaso el Covid lo había vencido desde octubre?

 

Pero el verdadero rival y tormento de Berchelt, fue una zurda relampagueante y poderosa que no supo o pudo contener. El cuarto asalto fue el momento crucial donde empezó a perder el combate. Una vez que lo impactó a la altura de la sien, trastabilló hacia atrás. Otra vez, unos segundos después, volvió a ser conectado con esa siniestra impredecible y ahora sí dejaba mal. Las cuerdas evitaron su caída. El réferi advirtió que si no visitó la lona fue gracias al encordado y por eso le dio la cuenta de protección.

 

Desde ahí Berchelt ya estaba noqueado. Aunque dio visos de regresar a sus versiones que lo hicieron un campeón sólido, se veía trastabillante, lento, con un andar que parecía producto de la anestesia continua de los golpes.

 

El décimo asalto tuvo signos de que el nocaut estaba en camino. Berchelt tiraba golpes y avanzaba, pero ya divagaba en algún lugar desconocido. La zurda de Valdez volvió a llegar en el momento que tiraba un golpe y lo dejaba al descubierto. Fue demoledor. El campeón cayó como si se tratara de una marioneta a la que le cortan los hilos. Cuando regresó en sí, todo había terminado. Ya no era más el campeón del mundo.

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