Artesanas de Oaxaca, entre olvidados en la pandemia

Carmen Ruiz López, alfarera de 63 años de edad, solía vender sus cazuelas apostada afuera del Templo del Carmen Alto, en el municipio de Santa María Atzompa, Oaxaca, sobre todo durante las fiestas patronales.

“En Oaxaca, uno de los principales destinos turísticos del sur de México, las mujeres artesanas enfrentan situaciones desafiantes por esta crisis pandémica.

 

No sólo porque vieron desaparecer sus ingresos por la falta de turismo, sino también por la falta de reconocimiento a su trabajo y su relevancia como sostén de sus familias. Aunado a ello, las brechas de género se amplían cada día y con ello, las artesanas se mantienen en condiciones de precariedad”.

 

“El día a día y los desafíos que enfrentan mujeres artesanas indígenas en medio de la pandemia. Para ello, trabajaron en tres comunidades de los Valles Centrales de Oaxaca: Santa Cecilia Jalieza, Santa María Atzompa y Teotitlán del Valle, respectivamente.

 

Localidades donde la actividad económica principal gira alrededor de la producción familiar de arte popular y que tras la crisis provocada por el Covid-19 perdieron su principal fuente de ingresos obligándoles a depender de las remesas hechas por sus familiares migrantes en los Estados Unidos y a revitalizar prácticas como la agricultura de autoconsumo y el trueque”.

 

“Como oaxaqueña y creadora visual, la pandemia me ha hecho reflexionar sobre las ‘otras’ afectaciones que hemos sufrido, por ejemplo, en seguridad, economía, prácticas sociales y comunitarias.

 

En el caso particular de Oaxaca, la baja del turismo por la pandemia ha repercutido profundamente en la economía local.

 

Enfocarnos a contar un poco de las experiencias de mujeres artesanas nos ofrece la oportunidad de ampliar nuestra visión al problema, porque son precisamente estos sectores los más vulnerables.

 

Son donde la desigualdad y falta de equidad de género ponen a las mujeres entre la espada y la pared, al ejecutar jornadas extenuantes como proveedoras y a la vez, como encargadas del hogar.

 

Espero que acercarnos a otras realidades nos permita reflexionar y trabajar por cerrar estas brechas sociales que la pandemia ha exacerbado”.

 

“Habitualmente vemos en los medios los efectos de las catástrofes en las urbes, en los grupos de personas más visibles. Por lo regular, los habitantes de los lugares descentralizados quedan olvidados, no se habla de lo que sucede y menos aún llegan ayudas económicas.

 

Estas personas en situaciones de vulnerabilidad histórica tienen que encontrar sus propios medios para organizarse y subsistir. La pandemia ha golpeado al mundo, incluyendo a poblaciones que dependen de remesas y del turismo.

 

 

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