Una buena noticia en medio de tanta información deprimente: Rusia y Estados Unidos, un día después de que sus presidentes, Vladimir Putin y Joe Biden, por primera vez hablaron 45 minutos por teléfono acordaron prorrogar por cinco años más, sin condiciones previas, el último gran pacto de desarme nuclear que el anterior inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, aunque lo declaró agonizante no tuvo tiempo de enterrar.
La Duma y el Consejo de la Federación, cámaras Baja y Alta, del Parlamento ruso ratificaron este miércoles el proyecto de la ley que extiende, hasta el 5 de febrero de 2026, la vigencia del Tratado de Reducción y Limitación de Armamentos Estratégicos Ofensivos entre Rusia y Estados Unidos.
Conocido como Nuevo START por sus siglas en inglés, este acuerdo no requiere pasar ningún trámite de aprobación por parte del Congreso estadunidense y, una vez promulgada la ley por Putin, se considera vigente mediante el intercambio de notas diplomáticas.
Se espera que el tiempo ganado con la extensión del Tratado cree las condiciones para que Moscú y Washington, aun conscientes de que son muchas las discrepancias que provocaron el mayor retroceso en su relación bilateral desde los peores tiempos de la guerra fría, se sienten a negociar cómo reducir sus arsenales nucleares para beneficio propio y también de toda la humanidad.
Al presentar el borrador de ley en la Duma, el viceministro ruso de Relaciones Exteriores, a cargo de las relaciones con Estados Unidos y del desarme nuclear, Serguei Riabkov, afirmó que “el plazo de cinco años nos servirá para iniciar negociaciones comprehensivas, intensivas acerca del futuro control de armamentos que permitan definir un nuevo nivel de seguridad que tome en cuenta todos los factores que influyen en la estabilidad estratégica”.
Riabkov agregó ante los diputados: “En esencia, estamos proponiendo ampliar la agenda estratégica e incluir en ella todo el armamento ofensivo y defensivo, tanto nuclear como convencional que pueda usarse para resolver tareas estratégicas”.
De ser así, una vez que concluyan todos los procedimientos técnicos para prolongar el Nuevo START, las restricciones afectarán también al sistema de armamento hipersónico Avangard que está desarrollando Rusia.
A la vez, advirtió Riabkov, Rusia se reserva el derecho de abandonar de inmediato el Nuevo START en caso de que Estados Unidos intente vulnerar su seguridad.
A partir de ahora, cualquier entendimiento en materia de control de armamentos que se alcance con Estados Unidos tendrá que sustentarse en una base de paridad. “No haremos la más mínima concesión unilateral”, enfatizó Riabkov.
El Tratado, firmado el 8 de abril de 2010 por los entonces presidente de Rusia, Dimitri Medvediev, y presidente de Estados Unidos, Barack Obama, limita a cada país a no tener más de mil 550 ojivas nucleares desplegadas, así como 700 misiles y bombarderos en potencial fase operativa. Con su extensión, volverán a permitirse las inspecciones recíprocas para verificar su cumplimiento.