A cinco años de los atentados en París, las heridas no cierran.

 A cinco años de los atentados en París, las heridas no cierran.

El 13 de noviembre de 2015 ha quedado marcado como el día en que 130 personas murieron en varios atentados terroristas en París. Pero para quienes los vivieron o perdieron a alguien fue un punto de inflexión en sus vidas, cuyo dolor persiste cinco años después.

 

Olivier Laplaud había ido ese viernes a la sala Bataclan a ver al grupo estadounidense Eagles of Death Metal con su mujer y sus tíos. Se encontraban en los balcones del primer piso, a la derecha del escenario, y cuando los terroristas entraron y escucharon disparos inmediatamente buscaron la manera de huir.

 

"Acabamos en un camerino con unas treinta personas a la espera de que llegara nuestra suerte. Escuchamos tiros durante los primeros veinte minutos y después el impacto del terrorista que se hizo explotar", describe Laplaud.
     

Su mujer y él pasaron así dos horas y media, sin saber además qué había sido de sus tíos, que se habían quedado atrás y encontraron refugio en el tejado.

 

"Cuando nos evacuaron tuvimos que pasar a través de los cuerpos para salir. Nos dijeron que cerráramos los ojos, pero resultó extremadamente difícil. Son imágenes que se nos han quedado grabadas para siempre", añade.

 

Laplaud, que tiene 37 años, ahora es el vicepresidente de la asociación Life for Paris, la cual agrupa principalmente a supervivientes. De los 1,500 espectadores de esa noche, 90 fueron asesinados.

 

Entre las víctimas que perdieron la vida esa noche figura el español Juan Alberto González, ingeniero industrial de 29 años y residente en París desde hacía dos. Había ido a Bataclan con su mujer, con la que se había casado meses antes

 

Su madre, Cristina Garrido, se enteró del ataque por televisión desde Madrid: "Le empecé a llamar, pero no me cogía el teléfono. Sabía que había ido a un concierto, pero no le había preguntado a cuál. Era muy aficionado a ir a escuchar música".

 

La nuera al igual que un amigo salieron ilesos y fue la esposa quien le comunicó que Juan Alberto se había quedado inconsciente dentro de la sala. Ella cogió el primer avión y tras una búsqueda angustiosa en hospitales y en el centro de crisis habilitado por el gobierno para informar a los allegados, finalmente le confirmaron su muerte ese mismo sábado.
 

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