Por Redacción
Los dirigentes europeos pidieron ayer al líder ruso, Vladimir Putin, que presione al presidente bielorruso Alexandre Lukashenko para que inicie un diálogo con la oposición, tras diez días de protestas en las calles duramente reprimidas por el régimen.
Miles de personas volvieron a congregarse al caer la noche en la Plaza de la Independencia de Minsk, con banderas blancas y rojas, símbolo de la oposición, para reclamar la dimisión de Lukashenko, reelecto el pasado 9 de agosto según los resultados oficiales, rechazados por sus rivales.
Putin recibió tres llamadas telefónicas respectivamente del presidente francés, Emmanuel Macron, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
Merkel pidió a Putin que haga entender al régimen bielorruso que debe "renunciar a la violencia", y Michel exigió un "diálogo pacífico y verdaderamente inclusivo".
Putin expresó en cada una de las conversaciones su rechazo a "cualquier intento de ingerencia extranjera" en Bielorrusia, y según la agencia de prensa estatal bielorrusa, Belta, informó a Lukashenko del contenido de esas conversaciones.
Desde la cuestionada elección del 9 de agosto, la presión es incesante sobre Lukashenko, de 65 años, en el poder desde 1994. Declarado vencedor con 80% de los votos, se enfrenta, además de manifestaciones diarias, a un movimiento de huelga que afecta cada vez más a industrias vitales para la economía del país.