El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, urgió este domingo a todos los países que impusieron restricciones de viaje al sur de África por la detección de la variante de la COVID-19 ómicron a “revertir urgentemente sus decisiones” porque no tienen “justificación científica”.
“Llamamos a esos países que impusieron prohibiciones de viaje a nuestro país y a nuestros países hermanos del sur de África a revertir urgentemente sus decisiones y levantar las prohibiciones que impusieron antes de que se haga más daño a nuestras economías“, sentenció Ramaphosa, en su primer discurso a la nación tras la identificación de esta nueva variante del coronavirus.
Para el mandatario, las restricciones son “injustificadas” y “discriminan injustamente” a las naciones australes africanas, además de que “no serán efectivas para prevenir la expansión de esta variante”.
“En lugar de prohibir viajes, los países ricos del mundo deben apoyar los esfuerzos de las economías en desarrollo para acceder y fabricar suficientes dosis de vacunas para sus pueblos sin demora”, subrayó el presidente sudafricano.
“La emergencia de la variante ómicron debería ser una llamada a despertar para el mundo sobre que la desigualdad de la vacuna no puede continuar“, agregó Ramaphosa.
El jefe de Estado indicó también que el Gobierno sudafricano decidió no imponer nuevas restricciones nacionales por ahora, pero recalcó que, dado el incremento de casos en los últimos días, esto solo podrá mantenerse si aumenta el nivel de vacunación (alrededor del 24 %).
En ese sentido, Ramaphosa anunció que el país intensificará la inoculación contra la covid-19 y comenzará el proceso para introducir dosis de refuerzo.
También estudiará hacerla obligatoria para “actividades y lugares específicos”.
“Somos conscientes de que la introducción de tales medidas es un tema difícil y complejo, pero si no abordamos esto seriamente y con urgencia, continuaremos siendo vulnerables a las nuevas variantes y continuaremos sufriendo nuevas olas de infecciones”, argumentó.
El descubrimiento de esta nueva variante del coronavirus, identificada como B.1.1.529 y bautizada con la letra griega ómicron por la Organización Mundial de la Salud (OMS), fue anunciado el jueves pasado por científicos y autoridades sanitarias de Sudáfrica, a partir de muestras tomadas entre el 14 y 16 de noviembre.
Paralelamente se habían identificado ya los 4 contagios iniciales de Botsuana y uno en Hong Kong (China), de un viajero procedente de Sudáfrica.
Desde el viernes, otros países confirmaron también casos de la variante ómicron como Israel, Bélgica (un caso de una viajera procedente de Egipto sin aparentes vínculos con el sur de África), Australia, Países Bajos, Reino Unido y otros lugares.
La nueva variante -de la que, no obstante, aún hay muy pocos casos confirmados en total- se caracteriza por presentar un número inusualmente alto de mutaciones, cuyo impacto aún debe ser estudiado.
La OMS, al calificarla este viernes como variante de riesgo, reconoció, sin embargo, que algunas de estas nuevas mutaciones parecen sugerir una aún mayor capacidad de transmisión que las variantes anteriores.
Pese a la escasa información disponible (por la temprana detección), numerosos países, incluido el Reino Unido, Estados Unidos y las naciones de la Unión Europea, anunciaron rápidamente drásticas restricciones de viaje para los países del sur de África, medidas que generaron un fuerte malestar en el continente africano.
Sudáfrica se mantiene como el epicentro de la pandemia para África, con 2.9 millones de casos acumulados y casi 90,000 muertes.