Evo Morales el ex presidente boliviano cruzó este lunes por tierra la frontera argentina e ingresó a Bolivia, casi un año después de su renuncia al poder y exilio en Argentina.
"No dudaba que iba a volver, no sabía que iba a ser tan pronto", comunicó Morales desde La Quiaca, ubicada en la provincia argentina de Jujuy, momentos antes de cruzar a suelo boliviano, acompañado por el presidente de Argentina, Alberto Fernández.
"Parte de mi vida queda en Argentina después de estar once meses", añadió, al agradecer al mandatario argentino de centroizquierda, quien según señalo, le "salvó la vida".
Ya en la ciudad fronteriza de Villazón (sur), el líder indígena encabezará una caravana que recorrerá mil 100 km hasta el miércoles, cuando prevé arribar a la zona cocalera de Cochabamba, donde forjó su carrera política.
El traslado de tres días está cargado de simbolismo: el ex mandatario de izquierda (2006-2019), de 61 años, nuevamente en su natal país un día después de la investidura de su delfín político Luis Arce y horas antes de que se cumpla un año del día en que renunció a la presidencia de Bolivia.
Tras al viento helado en Villazón, centenares de habitantes, mayor parte indígenas, esperaban desde la madrugada al "padre de Bolivia", con sus variopintos trajes coloridos, enarbolando carteles y muchas banderas, sobre todo la wiphala, una enseña cuadrangular de siete colores, consagrada como un símbolo oficial de Bolivia durante el mandato de Evo Morales (2006-2019).
"Estamos felices, él es como nuestro padre, el padre de toda esta gente humilde. Volvemos millones, felices", aseguró entusiasta Alejandra Choque, una ama de casa de 56 años.
Pero muchos de sus habitantes ni se inmutaron y continuaron con su día normal.
"Yo tengo que abrir mi negocio, la pandemia y el cierre de fronteras me está matando, no puedo ir a ver a Evo, él no me va a dar dinero", se lamentó Miriam Franco, una carnicera de 49 años.