Algunas ciudades neerlandesas vivieron su tercera noche consecutiva de disturbios, vinculados en principio a protestas por la decisión del gobierno de agregar un toque de queda nocturno al ya estricto confinamiento que sufre Países Bajos.
La motivación por atrás de los incidentes en Rotterdam y en la ciudad sureña de Geleen el lunes no estaba clara de inmediato, pero los alborotadores eran en su mayoría adolescentes y veinteañeros.
La agencia de noticias ANP señaló que la policía montada de Rotterdam cargó contra un grupo de unos 50 jóvenes. En Geleen, las imágenes mostraron a jóvenes huyendo de la policía poco antes de la entrada en vigor del toque de queda de la noche.
El primer ministro, Mark Rutte, condenó los disturbios del fin de semana, en los que los manifestantes atacaron a la policía y provocaron incendios.
El toque de queda, el primero en el país desde la Segunda Guerra Mundial, se impuso luego de que el Instituto Nacional para la Salud (RIVM) advirtió que una nueva ola de infecciones está en camino por la “variante británica” del COVID-19, aunque las cifras de nuevos contagios en Países Bajos llevan varias semanas a la baja.
El lunes se comunicó de 4,129 casos nuevos, el número más bajo desde el 1 de diciembre.
La policía indico que cientos de personas fueron detenidas el fin de semana, en incidentes que comenzaron el sábado por la noche y duraron hasta la madrugada del lunes, incluidos algunos en los que la turba arrojó piedras y, en un caso, cuchillos a la policía y quemó una estación de tests de coronavirus.
La policía menciono que emitió más de 5,700 multas por violar el toque de queda, que dura desde las 21:00 horas a las 04:30 hora local.
“Esto no tiene nada que ver con la protesta, esto es violencia criminal y la trataremos como tal”, mencionaron periodistas al exterior de su oficina en La Haya.