Toneladas de chatarra deja EEUU en su retirada de Afganistán

Toneladas de chatarra deja EEUU en su retirada de Afganistán

Restos retorcidos de varios vehículos militares todo-terreno llenaban el negocio de venta de chatarra de Baba Mir, junto a pedazos de lo que fueron alguna vez generadores y cintas de las ruedas de tanques que han sido desmanteladas, además de carpas que fueron cortadas y son ahora solo pedazos de lona.

 

Se trata de equipo militar estadounidense. Los norteamericanos están desmantelando la Base Aérea de Bagram, la instalación más grande que les queda en Afganistán, y todo lo que no se llevan de vuelta a casa está siendo destruido y reducido a escombros.

 

Lo hacen por seguridad, para que el equipo no caiga en manos de milicianos. Mir y otros vendedores de chatarra de la zona, en cambio, ven un desperdicio irritante.

 

"Están traicionando a los afganos. Está bien que se vayan", afirmó. "Cuando destruyen este vehículo, nos destruyen a nosotros".

 

Los pocos miles de soldados estadounidenses y de la OTAN que permanecen en el país están haciendo las valijas, poniendo fin a su presencia de 20 años en el país. Encaran una tarea logística enorme al levantar sus bases en todo el territorio nacional. Dejan atrás una población frustrada y molesta. Los afganos se sienten abandonados, condenados a cargar con un legado que atribuyen en parte a los estadounidenses: Un gobierno extremadamente corrupto apoyado por Estados Unidos y una creciente inestabilidad, que podría dar paso a una nueva y brutal etapa de la guerra civil.

 

La amargura de los comerciantes de chatarra responde en parte a ese malestar y también al hecho de que hubieran sacado más provecho de haber podido vender equipo intacto.

 

Este es un tema recurrente de las dos últimas décadas, traumáticas y destructivas, en las que las medidas de Estados Unidos solo causaron decepción.

 

En Bagram, al noroeste de la capital Kabul, y en otras bases, las fuerzas de EEUU, preparan decenas de miles de contenedores metálicos en los que enviarán equipo a su país en aviones C-17. Ya partieron 60 vuelos con equipo.

 

Las autoridades de EEUU mantienen un secreto respecto a lo que se va y lo que se queda. Se llevan todo equipo avanzado, según funcionarios estadounidenses y occidentales que pidieron no ser identificados para comentar el tema. Las fuerzas de seguridad afganas recibirían algunos helicópteros, vehículos militares, armas y municiones.

 

También heredan algunas bases, incluida una en la provincia de Helmand, donde el Talibán controla el 80% del territorio de esa zona rural.

 

Los vehículos y el equipo que no pueden ser reparados ni entregados a los afganos por su mal estado serán convertidos en chatarra.

 

La práctica no es nueva. Lo mismo se hizo en el 2014, cuando miles de soldados se retiraron y dejaron la seguridad del país en manos de las fuerzas afganas. En esa ocasión, 176 millones de kilos (387 millones de libras) de equipo fue convertidos en chatarra y se vendieron vehículos a los afganos por 46.5 millones de dólares, según dijo en su momento una portavoz estadounidense.
 

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