En situaciones normales, un entrenador responsable de la peor campaña del Barcelona en liga tras 33 años y de una aplastante derrota en casa ante un rival europeo ya estaría haciendo las maletas.
Hasta incluso de perder 3-0 ante la Juventus en Champions, Ronald Koeman permanece con su puesto garantizado durante los próximos dos meses por la incertidumbre institucional del club a raíz de la reciente dimisión del presidente Josep Maria Bartomeu.
Desde la dimisión de Bartomeu en octubre, el Barcelona está dirigido por el presidente interino Carles Tusquets y una comisión gestora que, de acuerdo con los estatutos, sólo puede llevar a cabo acciones “esenciales para mantener las actividades normales del club y proteger sus intereses”.
La contratación y el despido de los entrenadores no entra dentro del mandato de la gestora, cuya primera función es organizar las elecciones presidenciales del 24 de enero.
Inclusive, influyentes con experiencia de los medios de comunicación criticaron a Tusquets por excederse en su papel y discutir los asuntos del club en público, como en una entrevista reciente en la que dijo que el astro argentino Lionel Messi debería haber sido vendido en el mercado del verano boreal.
También Koeman criticó a Tusquets por haber discutido el futuro de Messi en la prensa, pero en privado el neerlandés seguramente estará agradecido por la delicada situación interna del club, ya que ésta evita su despido.
Después de todo, Barcelona despidió a Ernesto Valverde en enero cuando el equipo estaba en lo alto de la tabla y había ganado las dos ligas anteriores para el club catalán.
Quique Setién fue despedido por no haber mantenido la racha en liga y después de la humillante derrota 8-2 en Liga de Campeones ante el Bayern Munich.
Koeman goza de una posición mucho más destacada entre los aficionados debido a su exitosa carrera como jugador del Barcelona y por ser el hombre que marcó el gol que concedió al club la primera Copa de Europa de su historia en 1992.
Pero su historial como entrenador es mucho peor que el de sus dos antecesores.
Ha perdido cuatro de los 10 partidos de la Liga y está a 12 puntos del líder, el Atlético de Madrid, mientras que la derrota ante la Juve significó que el Barcelona no pudo terminar en el primer puesto de su grupo en la Liga de Campeones por primera vez desde la temporada 2006-07.
Ahora tiene poco menos de dos meses para dar vuelta las cosas y convencer a quien gane las elecciones en enero de que vale la pena seguir contando con él.