Personal de salud que lucha a diario contra el Covid-19 fue retratado en lienzos de gran formato, de intimidad colorida y vivaz, por Aliza Nisenbaum para una exhibición en el museo Tate Liverpool, en el Reino Unido, como un homenaje a quienes enfrentan la enfermedad y salvan vidas en una labor extenuante.
En entrevista, la artista mexicana relata que su intención fue ponerlos con una vista optimista, en un lugar alegre con sol, en lugar de la lluvia de esa ciudad portuaria. El color es lo que más le atrae en el arte pictórico, porque “te asalta en las emociones antes de tener una idea más intelectual”.
Enfermeras, doctores, el portero y otros trabajadores del hospital infantil Alder Hey fueron captados en una serie de obras, después de conversaciones a la distancia vía Zoom para plasmar su sentir durante estos meses en que el área fue transformada para brindar cuidados intensivos.
Las acuarelas fueron colocadas junto a las de flores que Nisenbaum observaba en California durante los tres meses de intenso trabajo: “Fue una forma de llevarles un ramo”.
El resultado, “brillo y color de la cultura de esperanza”, se relata en la página de la exposición individual comisionada por la galería nacional británica. Es una combinación de los tonos que la artista veía en Los Ángeles, con las imágenes que le enviaban desde Liverpool. “No temer al color es algo muy mexicano”, acepta. “Un rompecabezas infinito”.
Ryan, médico especializado en enfermedades respiratorias, fue retratado con su hijo recién nacido en brazos, arropado por girasoles. “Inspirada por la dedicación de los trabajadores esenciales, quienes han trabajado incansablemente para su comunidad durante la pandemia”, explica el museo sobre la exposición de Aliza Nisenbaum, la cual se inauguró en diciembre pasado. Por el momento, el importante recinto dedicado al arte contemporáneo está cerrado, como parte de las nuevas medidas sanitarias que tienen en alerta máxima al país.
En un par de lienzos de tamaño mural, el equipo de urgencias fue colocado pasando tiempo juntos de nuevo, compartiendo espacio y conversando en el jardín. La idea también surgió de la práctica team time (tiempo de equipo) que desarrollan en espacio virtual para hablar del impacto emocional de su trabajo, despojarse de su escudo protector y dejar fluir la vulnerabilidad sobre lo que implica estar en la primera línea de acción atendiendo enfermos.
“No somos héroes. Sólo hacemos nuestro trabajo”, habla en un video Kevin, el portero, quien lleva las camillas de un lugar a otro. Ann, enfermera con larga trayectoria, cuenta que no importa si es al primer ministro a quien atienden o alguien que vive en la calle, mientras Naveena, estudia enfermería por tradición, pues sus hermanas y su madre se han dedicado a lo mismo con un sentido del deber que las conmina a cuidar de las personas.
Al momento de pintar, cuenta Aliza, hace “memoria de las conversaciones que tuvimos, pienso por lo que están atravesando en la primera línea de salud y en sus miedos”, así aparecen las imágenes con elementos que reflejan su historia personal, cómo han cambiado sus vidas y las cosas que les han ayudado a llevar estos tiempos difíciles, como sus mascotas o la música.
Alan perdió a su madre durante la pandemia, así que ha tomado un mechón de cabello y se lo ha colgado como amuleto dentro de un relicario. Rose aparece soltando burbujas de jabón, como hacía en el hospital para alegrar a los niños, y ayudarlos a afrontar con valentía su estancia.
“Mejor conocida por sus brillantes retratos a gran escala de comunidades en grupo”, así describe la Tate a Nisenbaum, quien nació en la Ciudad de México en 1977. Desde hace dos décadas reside en Estados Unidos. “Su trabajo muestra principalmente a grupos e individuos históricamente subrepresentados, debido a su género, nacionalidad, raza, clase o preferencia sexual”.
En Nueva York comenzó a dar clases de inglés a una comunidad de inmigrantes latinoamericanos y decidió pintarlos. Luego lo hizo con trabajadores de museos, personajes silenciosos e invisibles. En 2019 fue invitada a hacer lo mismo con empleados del Metro londinense.
Aliza cuenta que la idea de retratar a quienes a veces no tienen visibilidad surgió de querer adentrarse en ciertas comunidades, en lo cual se siente la herencia del movimiento muralista mexicano, así como de Frida Kahlo y María Izquierdo. “También he pintado a gente que baila en clubes de salsa en Nueva York, espacio bastante democrático”, considera.
“La historia de la pintura tenía que ver con las clases altas, como los monarcas. En Estados Unidos hay una discusión reciente sobre quiénes son representados y eso me interesa: pensar en tomar un medio relacionado con algo privilegiado.”
Largas conversaciones acompañaron las sesiones cara a cara, lo cual permitió un acercamiento personal para lograr un retrato íntimo. A veces se ponían a llorar o les daba pena, luego hacía una mezcla de colores para que se sintieran identificados.
Ante la situación provocada por el Covid-19, Nisenbaum utilizó el poder de la tecnología para conocer a quienes ocuparían las pinturas para el Tate Liverpool.
Una hora por Zoom y muchos intercambios por correo electrónico antecedieron a los pinceles. “Siento que pude conocer del ambiente en el que viven, entrar a su casa”. El resultado fue del agrado de quienes trabajan en el hospital, “se sintieron muy conmovidos. Llevaron a sus familias y compañeros a ver la exposición. Los hospitales estaban muy orgullosos de tener a su gente representada”.
La muestra culmina en junio, por lo que Nisenbaum tiene la esperanza de visitarla y conocer en persona a quienes vio a través de una pantalla. “Para mí fue un sueño tener una exposición en la Tate, pero no pude asistir a mi propia inauguración. Otro gran sueño es regresar a México y hacer obra, pero no he tenido alguna invitación hasta ahora.”