La tala ilegal, el robo de madera, el uso incorrecto de las guías forestales y los aprovechamientos simulados o excesivos son las otras “plagas” que están acabando con los bosques veracruzanos, denunció Héctor Narave Flores, catedrático e investigador de la Facultad de Biología de la Universidad Veracruzana (UV), quien añadió que este problema se está presentando en las cinco regiones forestales de la entidad.
En entrevista, el investigador universitario expuso que la situación forestal en Veracruz es “critica” y que las actividades ilegales de extracción de madera en estas zonas han aumentado no sólo en el Cofre de Perote sino también en el Pico de Orizaba, Huayacocotla, Los Tuxtlas y el Uxpanapan. Todo esto, añadió, mientras el trabajo de las autoridades -estatales y federales- es insuficiente y poco operante.
Se dio a conocer la denuncia de comuneros de la localidad de El Escobillo en Perote, quienes aseguraron que al amparo de un documento federal integrantes del comisariado ejidal de Tenextepec llevaron a cabo el derribo de más de 2 mil árboles sanos en la zona del Cofre de Perote, el biólogo detalló que éste y otros delitos similares se siguen presentando en la entidad.
Narave Flores, quien durante más de 25 años ha dirigido proyectos científicos y ambientales en torno al Parque Nacional Cofre de Perote, dio a conocer que además de la tala ilegal y el robo de manera de las áreas forestales por parte de personas ajenas a las comunidades también se está presentado el uso ilegal de las guías forestales y los aprovechamientos forestales simulados.
“Y hay también otros casos, como podría ser este de Tenextepec donde a partir de un permiso dijeron ‘pues vamos a meternos un poquito más a la barranca donde hay árboles buenos y de buen tamaño y eso representa dinero’, esto según lo que sé y he leído”, indicó el investigador.
Para el exdirector de la Facultad de Biología de la UV, el daño que ocasionan las actividades extractivas en las zonas forestales es muy grave y ya se están reflejando en la pérdida de biodiversidad, la erosión del suelo, la modificación del clima y la disminución de agua.
Reconoció que se trata de un problema añejo que sólo tuvo un respiro en los años 90 cuando se implementaron programas de revisión y control más estrictos en las montañas veracruzanas. “Pero lo cierto es que actualmente la tala en Veracruz está fuerte y no ha habido la respuesta eficiente y eficaz de las autoridades para detenerlo”, dijo.