La Defensoría del Pueblo de Bolivia confirmó el lunes que la niña de 11 años que se encontraba embarazada tras ser abusada durante meses por su abuelastro interrumpió su embarazo.
"La menor ha asumido una definición, conjuntamente con la madre, en el marco de resguardo a su derecho a la vida y su derecho a la integridad", dijo este lunes en una conferencia de prensa, Nadia Cruz, sobre el caso que desató una polémica nacional en el que la Iglesia Católica ha sido uno de los protagonistas.
Durante más de nueve meses, la niña fue víctima de abusos sexuales por parte del padre de la actual pareja de su madre.
El embarazo fue descubierto cuando la niña le contó a su familia que sentía "movimientos extraños" en su vientre. La revisión médica determinó que en ese momento la niña tenía 21 semanas de gestación.
Una tía de la menor presentó una denuncia contra el presunto agresor, detenido en una cárcel de máxima seguridad, podría enfrentar una sentencia de 15 a 10 años de cárcel. Mientras que se presentó una solicitud de Interrupción Legal del Embarazo (ILE) para la niña.
Al hacerse público el caso, que sucedió en Yapacaní, departamento de Santa Cruz, al este de Bolivia, se generó un acalorado debate público entre grupos próvida del país y la Iglesia católica y las entidades de protección de la menor que argumentaban el derecho constitucional de la niña a abortar.
En Bolivia, una sentencia constitucional de 2014 determinó que una mujer puede acceder a un aborto legal y seguro en los casos en los que el embarazo sea producto de violación, incesto, estupro (cuando la víctima es menor de edad) o si, como resultado de la gestación, su vida o salud corren peligro.
Tan solo es necesario presentar una denuncia de violación y el consentimiento de la víctima, eliminándose el requisito de una autorización judicial que figura en el Código Penal boliviano para la realización de un aborto no punible.
Sin embargo, según le manifestó a BBC Mundo la Defensora del Pueblo Cruz al desatarse la controversia sobre el caso hace un par de semanas, la mediatización del mismo y la presión de los grupos antiaborto, lograron que la niña y su madre desistieran de continuar con la interrupción del embarazo.