BOGOTÁ.
Los niños colombianos Ximena y Maicol abandonaron la escuela durante la pandemia. Su mamá, Gloria Vásquez, no quiere que dejen de estudiar.
No estaba aprendiendo nada”, dijo Maicol.
América Latina enfrenta el cierre de escuelas más largo de cualquier región del mundo, casi 16 meses en algunas zonas, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Cerca de 100 millones de niños de la región siguen estudiando total o parcialmente a distancia.
Se calcula que Ecuador perdió 90 mil alumnos de primaria y secundaria.
Perú dice que ahora hay 170 mil menos.
En tanto, más de cinco millones de niños en Brasil no han tenido acceso a la educación durante la pandemia, un nivel no visto en más de 20 años, de acuerdo con el Unicef.
Los funcionarios y expertos en educación afirmaron que las consecuencias son alarmantes: con las economías de la región afectadas por la pandemia y las conexiones con las aulas tan desgastadas, los niños de primaria y secundaria están abandonando la escuela en gran número, a veces para trabajar donde puedan.
Esto es una crisis generacional. No hay tiempo que perder”, dijo Emanuela Di Gropello, analista del Banco Mundial.
La región, donde vive menos de 10% de la población mundial, representa casi un tercio del total de muertes registradas por covid, de acuerdo con un análisis elaborado por el periódico The New York Times.
Sin embargo, a menos que los confinamientos por la pandemia terminen y los estudiantes vuelvan pronto a las aulas, “muchos niños nunca regresarán a estudiar”, advirtió el Banco Mundial.
Incluso aquellos que regresen habrán perdido meses o incluso años de educación”.
Algunos analistas temen que la región pueda registrar a una generación de niños perdidos, no muy diferente a los lugares que sufren años de guerra.
SUEÑOS EN PAUSA
Gloria Vásquez dejó la escuela a los 14 años para ayudar a criar a sus hermanos, y esperaba que sus hijos pudieran dejar el barrio en el que viven, en el municipio de Soacha, en Colombia.
Yo siempre he dicho que nos ha tocado una vida muy dura, pero tienen muchas ganas de aprender”, dijo.
Antes de la llegada del virus, sus hijos asistían a escuelas públicas cerca de su domicilio.
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