Cuatro días después de la muerte de Felipe de Edimburgo, Isabel II ha vuelto a la actividad presidiendo una ceremonia oficial en el castillo de Windsor. La Reina quiso estar presente en la despedida de William Peel como Lord Chamberlain y mandar de paso una poderosa señal sobre su intención de seguir adelante con sus deberes de monarca pesa a la ausencia de su esposo.
De hecho, Isabel II tiene previsto ya su primer acto público para el 22 de abril, un día después de cumplir los 95 años. El 11 de mayo ha confirmado que asistirá en Westminster al arranque oficial de las sesiones parlamentarias, en compañía del príncipe Carlos, como en las dos anteriores ocasiones.
La reina ha confesado que la ausencia de Felipe de Edimburgo, a quien consideraba su "roca", le ha dejado una sensación de "enorme vacío". Pero la monarca quiere seguir siendo fiel a su promesa de desempeñar su tarea "toda la vida" y ha fulminado con sus gestos las especulaciones sobre una abdicación o una regencia al cumplir los 95 años.
La monarca asistió pues ayer al relevo del Lord Chamberlain, William Peel, que ha desempeñado el cargo durante 14 años y que planeó la "operación Puente de Forth" (en previsión de la muerte del Duque de Edimburgo), cede el testigo al ex director del MI5 Andrew Parker.
Parker supervisará todos los detalles para el funeral del 17 de abril en la capilla de San Jorge, al que podrán asistir tan solo 30 invitados por las restricciones del Covid, aunque será trasmitido por televisión pata todo el país.
El féretro de Felipe de Edimburgo llegará a la capilla en un Land Rover que él mismo ayudó a diseñar en vida. El marido de la reina quiso renunciar a un funeral de Estado y dejó instrucciones para una ceremonia austera y de marcado carácter militar.