La vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, visitó la frontera con México por primera vez desde que llegó al cargo, un viaje en el que trató de sacudirse las críticas de la oposición republicana y se comprometió con un sistema migratorio más "humano".
Kamala Harris se reunió con niñas migrantes de Centroamérica, trabajadores de la Patrulla Fronteriza y activistas durante una visita de varias horas a El Paso (Texas), como parte de la misión que ha asumido para contener la llegada de inmigrantes indocumentados a la frontera sur de EEUU.
"Cuando hablamos de lo que ocurre en la frontera, no perdamos de vista el hecho de que estamos hablando de seres humanos", señalo Harris en una rueda de prensa al término de su visita.
La vicepresidenta continuaba así su intento de suavizar el mensaje de "no vengan" que envió a los centroamericanos que se plantean emigrar durante su visita de este mes a Guatemala y México.
Después de que varios activistas y miembros de su partido criticaran la crudeza de ese mensaje, Harris aclaró, en una entrevista con Efe, que está "comprometida con garantizar" que quienes buscan asilo encuentren un "refugio seguro" en Estados Unidos.
Tras su visita a la frontera, Harris evitó repetir el duro mensaje de "no vengan", además de subrayar su "compromiso absoluto" con garantizar que el sistema migratorio estadounidense sea "ordenado y humano".
"Y creo que estamos haciendo avances en ese sentido", aseguró.