Un capítulo nuevo en la emblemática venta del avión presidencial mexicano, ese símbolo de derroche pasado del que el Gobierno actual no consigue desprenderse.
La UNOPS, una agencia de la ONU con experiencia en logística, encabezará el proceso, tras varios intentos fallidos de las autoridades mexicanas. El precio de salida será de 2.286 millones de pesos, unos 115 millones de dólares, y se pretende cerrar la operación en un plazo de cuatro meses, prorrogable otros cuatro. El potencial comprador no puede haber estado involucrado en “procesos o demandas legales”.
Se intenta, nuevamente, interesado en el Boeing 787-8 Dreamliner que el exmandatario Felipe Calderón adquirió en 2011 y el mandatario López Obrador ha prometido vender, sin mucho éxito hasta el momento. Ahora, el Ejecutivo recurre a la UNOPS, que a su vez quiere contratar a una empresa con experiencia en el marketing y venta de al menos tres “aeronaves ejecutivas” para gestionar los detalles del proceso, según recoge el anuncio de licitación publicado en la página web del organismo internacional.
Arrancará este procedimiento con una investigación de mercado para identificar potenciales compradores. En una segunda fase, se desplegará “publicidad estratégica y táctica” sobre la aeronave y se recibirán ofertas, cuya idoneidad revisarán el contratista y la UNOPS. Además de respetar el precio mínimo, los compradores tendrán que cumplir una serie de requisitos, entre ellos no tener problemas legales, no estar incluidos en la lista de vendedores suspendidos de Naciones Unidas, y que los recursos utilizados tengan una procedencia lícita.
Luego de haber hecho ese análisis, se hará una recomendación a las autoridades mexicanas. El Gobierno se encargará entonces de negociar directamente con el comprador los plazos de entrega y los detalles contractuales, con el apoyo de la UNOPS y del contratista
La apertura de este proceso supondrá el enésimo intento de vender el avión, una promesa de campaña AMLO para demostrar sus intenciones austeras. “No me voy a subir al avión presidencial, no voy a ofender al pueblo de México. Ese avión costó 7,500 millones de pesos (218 millones de dólares). No lo tiene ni Obama, ni Trump. Lo vamos a vender y el dinero va a ser para beneficio de nuestro pueblo”, manifestó el político durante la batalla electoral de 2018.
Primero, el avión fue enviado a California, donde esperó compradores durante dos años. Tras gastarse el Gobierno 1,5 millones de dólares en mantenimiento, el aparato volvió a México. Después, se anunció una rifa, en la que se vendieron boletos para devolver al erario parte de lo que costó. El presidente ha mencionado un par de veces la existencia de supuestas ofertas de compra, pero estas tampoco se han materializado. Dos años y medio después de su llegada al poder, el avión sigue aparcado.
El Gobierno le ha pasado la patata caliente a la UNOPS, que se ha convertido en un comodín frecuente para salir de varios atolladeros. Tras los episodios de desabasto de medicamentos que han marcado los primeros años de la Administración, el Ejecutivo le encargó la nueva compra pública del sector salud. Sin embargo, este procedimiento ha sufrido retrasos y aún no se conoce el resultado de la licitación.