Uno de los más contentos tras la victoria de Mario Delgado hacia la dirigencia de Morena es el canciller Marcelo Ebrard.
Inclusive, es considerada la primera gran victoria del canciller en trayecto a la sucesión presidencial, lejana para muchos, pero cercana para quienes rodean al mandatario López Obrador.
Con Mario en la cúpula morenista empezó la carrera por la candidatura rumbo al 2024, sin dejar de lado la relevancia por el 2021, donde la misión será permanecer con la mayoría en las cámaras y competir las 15 gubernaturas en disputa.
“Pero hay serios problemas internos”, me comentan en Palacio Nacional.
La próxima semana el mandatario Obrador se reunirá con líderes de su partido para supervisar las labores.
“El primer paso será arreglar el problema de Morena en los estados; lo ocurrido en Hidalgo y Coahuila es un claro síntoma de lo que está pasando. Hay un desorden total”, me informa una persona cercana al caso.
“No hay de otra, será el Presidente quien busque arreglar su partido, y para ello necesitaba a Delgado, con Porfirio habría encontrado resistencia a sus decisiones. La semana pasada AMLO tuvo un problema de salud por lo ocurrido en Hidalgo y Coahuila, no podemos permitir que viva otra vez algo así”.
“No queremos más manotazos; tampoco intervenciones del médico para el Presidente. Si así se puso con el desastre electoral en dos estados, no queremos imaginar los panoramas rumbo a la elección de junio del 2021. Todos deberán alinearse, hasta los que llamaron neoliberal a Delgado”, me señala una voz que diariamente permanece a lado del mandatario tabasqueño.
La reunión que López Obrador presidirá con morenistas en unos días no tendrá ausentes.
Todos los líderes grupales deberán hacer presencia. Ahí, me dicen, no habrá sólo manotazos, podría darse de todo, por ello es que el médico privado del tabasqueño estará a unos metros de distancia.