Científicos de la UNAM detectan arsénico en sargazo, que en altas concentraciones puede afectar la salud, según un estudio de la Unidad Académica de Sistemas Arrecifales de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Además del arsénico, el sargazo contiene cobre, manganeso y molibdeno, que también pueden ser dañinos para la humanidad, la flora y fauna local, detalló Rosa Elisa Rodríguez Martínez, de la Unidad Académica de Sistemas Arrecifales, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la UNAM.
En el estudio se analizaron 63 muestras de estas macroalgas en diferentes localidades, en la cuales encontraron aluminio, calcio, cloro, hierro, potasio, magnesio, fósforo, plomo, rubidio, azufre, silicio, estroncio, torio, uranio, vanadio y zinc.
Rosa Elisa Rodríguez Martínez, de la Unidad Académica de Sistemas Arrecifales, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, con sede en Puerto Morelos, Quintana Roo llevó a cabo un estudio en el que destacó: “Si bien algunos de estos elementos son nutrientes esenciales, otros pueden llegar a ser tóxicos. El que más preocupa es el arsénico, pues se detectó en todas las muestras colectadas, y en la mayoría en concentraciones que superan los límites establecidos para consumo humano y animal”.
En la investigación llevada a cabo entre 2018 y 2019, se analizaron 63 muestras de estas macroalgas en diferentes localidades y también encontraron aluminio, calcio, cloro, cobre, hierro, potasio, magnesio, fósforo, plomo, rubidio, azufre, silicio, estroncio, torio, uranio, vanadio y zinc, entre otros.
“El que más preocupa es el arsénico, pues se detectó en todas las muestras colectadas, y en la mayoría en concentraciones que superan los límites establecidos para consumo humano y animal”, destacó.
El sargazo empezó a arribar a las costas de Quintana Roo desde finales de 2014, intensificándose en 2015; en 2018 el volumen fue exagerado, su llegada continuó hasta septiembre de 2019, y después decayó.