Un grupo de hombre armados asesinó al presidente de Haití, Jovenel Moïse, e hirió a su esposa, Martine Moïse, durante un ataque en su casa la madrugada de ayer, generando más caos en el país caribeño, asolado por la violencia de pandillas, una fuerte inflación y protestas antigubernamentales.
Horas después las autoridades informaron que cuatro “mercenarios” murieron y dos fueron arrestados. El secretario de Comunicaciones de Haití, Frantz Exantus, dijo que los sospechosos fueron detenidos en Pelerin, un distrito dentro del exclusivo vecindario de Pétionville.
Previamente, el primer ministro interino, Claude Joseph, quien asumió el cargo, declaró estado de sitio durante dos semanas para dar con los responsables.
Joseph se pronunció, en entrevista con The Associated Press, por una investigación internacional sobre el asesinato, dijo que deben efectuarse las elecciones programadas para este año y se comprometió a trabajar por igual con los aliados y oponentes de Moïse.
A pesar de las garantías de Joseph de que prevalecerá el orden, había confusión en torno a quién asumiría el mando, y la preocupación era generalizada entre los haitianos.
Bocchit Edmond, embajador de Haití en Estados Unidos, dijo que el ataque contra Moïse, de 53 años, “fue perpetrado por mercenarios extranjeros y asesinos profesionales, estuvo bien orquestado’’, y que se hicieron pasar por agentes de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés).
Joseph dijo que los atacantes hablaban español o inglés.
La esposa de Moïse, Martine, se encontraba en condición crítica y fue trasladada a un hospital en Miami, dijo Edmond en Washington.
Excelsior
