Los talibanes se apoderaron ayer de la ciudad de Sibargan, segunda capital provincial que cae en manos de los insurgentes en menos de 24 horas desde el inicio de la retirada de las fuerzas extranjeras de Afganistán en mayo pasado y en una escalada de violencia que Naciones Unidas calificó de preocupante.
Agregó que ante el avance de los insurgentes “las fuerzas (afganas) y los funcionarios han huido hacia el aeropuerto”.
El talibán capturó el viernes una primera capital provincial, Zaranj, capital de la provincia de Nimroz, cerca de la frontera con Irán, sin que hubiera una verdadera resistencia de las fuerzas afganas, ocupadas en defender varias capitales provinciales a lo largo del país.
En los últimos tres meses, el talibán tomó el control de enormes zonas rurales, y centra desde entonces su ofensiva en las grandes ciudades, como Kandahar y Herat, segunda y tercera ciudades del país, que están rodeadas por sus tropas. Sus ataques causaron en julio la muerte de mil civiles.
En los últimos tres meses, aprovechando la retirada de las tropas extranjeras, los talibanes se hicieron con el control de enormes zonas rurales, y centran ahora su ofensiva en las grandes ciudades, como Kandahar y Herat, segunda y tercera ciudades del país.
Ante estos avances, Estados Unidos, que culminará su salida a finales de agosto, intensificó sus ataques aéreos.