Una de las mayores amenazas que enfrenta la humanidad es la crisis climática. En los últimos cuatro años han sido los más cálidos que se hayan registrado en la historia. Los niveles de concentración de CO2 continuan creciendo y en los últimos 13 años el Ártico se ha visto disminuida la superficie de hielo marino.
En el 2019 se registraron en Kuwait temperaturas de 63º C y la Antártida de 20º C. El cambio climático no sólo daña el planeta, también tiene repercusiones en la población ya que agrava las desigualdades sociales, y las poblaciones desfavorecidas sufren de manera desproporcionada sus efectos. Por ejemplo: Haití que ha sufrido el paso de huracanes y terremotos que han dejado a sus habitantes inmersos en la pobreza.
Diversas organizaciones han hecho investigaciones que indican que incrementarán las temperatura; si es posible evitar que las temperaturas suban menos de dos grados Celsius (3.6 grados Fahrenheit), los efectos se pueden manejar. Si no se hace algo, gran parte de la Tierra podría volverse inhabitable.
Ante la evidencia, surge la necesidad imperiosa de mitigar esta crisis a través de iniciativas ambiciosas e innovadoras, por medio de proyectos que las hagan realidad.
De acuerdo con el Project Management Institute (PMI), la asociación líder mundial en dirección de proyectos, hay muchos jóvenes Changemakers, agentes de cambios que impulsan de manera proactiva el cambio y los esfuerzos de transformación para las empresas, así como personas y organizaciones, consideran un deber involucrarse en esta área y hacer algo al respecto.
En julio del 2020, Greta Thunberg y otros tres jóvenes activistas del cambio climático pidieron a los líderes políticos actuar ante este desafío.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoce que la crisis climática ejercerá un impacto directo sobre las empresas, pues afectarán a sus infraestructuras e inversiones. Por lo tanto, éstas no pueden ser ajenas a lo que sucede y si quieren ser líderes en abordar la crisis ambiental que existe, necesitan considerar todo el ciclo de vida de sus proyectos y emplear herramientas que disminuyan los efectos negativos a lo largo del proceso.
El Protocolo de Kyoto, que entró en vigor en el año 2005, compromete a los países industrializados a limitar y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Se requiere adoptar una visión holística y usarla para dar forma a la manera en que las empresas abordan los problemas climáticos y que éstas sean relevantes para su negocio.
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