La nueva normalidad podría llegar a ser una versión empeorada antes del coronavirus en Latinoamérica. Se corre el riesgo de que la crisis contraiga aún más el alcance de unos Estados frágiles y los grupos del crimen organizado ganen espacios.
En la CDMX la amenaza del coronavirus es tan global que a veces pensamos que el mundo está en suspenso. Nuestra corta vista nos miente. Los males estructurales de la sociedad en Latinoamérica se propagan más rápido.
En el mes de Marzo, la emergencia sanitaria en México, fue el más violento del gobierno de Andrés Manuel López Obrador: 3029 muertes La curva de contagios del virus se disparó en el mes de junio.
Y pese que el país estaba bajo medidas de aislamiento social, el 7 de Junio fue el día que rebaso el indice de asesinatos en lo que va del año.
Recientemente, una fuente nos contaba que no podía regresar a su casa en la sierra de Guerrero, también en México, porque en el municipio de Leonardo Bravo dos grupos criminales se enfrentaron a tiros durante días. Cientos de personas que sufrieron balaceras en las comunidades tuvieron que huir de las suyas.
Los grupos criminales se han acreditado su supuesto compromiso social durante la pandemia.
Las despensas que han repartido los carteles de México, los llamados a la cuarentena de las pandillas en El Salvador o los toques de queda impuestos por las facciones en las favelas de Brasil para paliar los efectos del coronavirus se han publicado como novedad, pero el crimen siempre dispone en sus territorios más allá del terror.
Información de NY Times