Por pandemia aumenta violencia contra LGBTQ

Por pandemia aumenta violencia contra LGBTQ

Por Luis Carlos Rodríguez G.

luis.rodríguez@contrareplica.mx

 

“Quédate en casa” fue el lema con el que comenzó oficialmente la política del distanciamiento social en México en marzo de 2020. Al hacerlo, las comunidades de lesbiana, gay, bisexual, trans, queer, así como de otras orientaciones sexuales e identidades de género no normativas (LGBTQ+) se encontraron con un arma de doble filo: la violencia intrafamiliar o el riesgo al contagio.

 

En el estudio Las otras complicaciones de la Covid-19: discriminación por orientación sexual e identidad de género en el entorno familiar elaborado por la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se expone que “el regreso al clóset”; es decir, el confinamiento familiar, en sus hogares, en sus barrios o colonias y pueblos para jóvenes que conforman la población LGTBQ significó también el regresó a la discriminación y la violencia, incluso por parte de familiares.

 

Si bien la discriminación y violencia por parte de las personas LGBTQ en la familia no es nueva ni emergió a partir de la emergencia sanitaria por la Covid-19, ya que 2015, un estudio encontró que 26 por ciento de las personas con este tipo de orientación sexual habían sido discriminadas por alguien de su familia.

 

En 2018, otro estudio reportó que más de la mitad de esa población experimentó, durante la adolescencia, conductas de burla hacia otras personas LGBT por parte de su familia y escuchó comentarios ofensivos por su orientación sexual o identidad de género. En cuanto a la violencia física por estos mismos motivos, se reportó que 11 por ciento había sufrido agresión física.

 

Juan Carlos Mendoza-Pérez, investigador y profesor del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina, expuso que las medidas de distanciamiento social implicaron el cierre de escuelas y centros de trabajo.

 

“En estos espacios algunas personas LGBTQ pueden expresar libremente su orientación sexual o su identidad de género, lo que no podría suceder en sus hogares porque se expondrían a sufrir violencia o discriminación. Esto implicó un obligado retorno al clóset”, apuntó.

 

“Pensemos, por ejemplo, en jóvenes LGBTQ que estudian la universidad en ciudades con entornos de mayor aceptación a la diversidad sexual y que tuvieron que regresar a sus ciudades en donde hay mayor rechazo”, explicó.

 

Indicó en el estudio que el confinamiento en un contexto familiar violento hacia las personas LGBTQ implica la falta de acceso a recursos de apoyo social. Una persona que antes ya era violentada tendrá menor oportunidad de acudir a espacios escolares pro-diversidad sexual, redes de amistades o tener los recursos para asistir a interponer una denuncia.

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