México ha elegido un tipo de alimentación en los últimos 30 años que ha derivado una crisis de salud y ambiental y por ello es necesario invertir en acciones estratégicas que reviertan esta situación, consideraron este viernes los expertos.
Juan Rivera, director del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), indicó que esta crisis “está poniendo en riesgo la salud de niños, niñas y adolescentes en el país”.
Recordó que en 2018 por primera vez no descendió la desnutrición crónica “y tenemos problema serio de obesidad” especialmente en la niñez, y detalló que las poblaciones más desprotegidas han sido las más afectadas.
Christian Skoog, representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en México, alertó que el 14 % de los menores de 5 años en México padecen desnutrición, mientras que un 48 % de los niños de 12 a 24 meses tienen anemia y el 36 % de los niños en edad escolar padecen sobrepeso y obesidad.
“A todo ello, ahora, se agrega la pandemia, y los problemas de obesidad, diabetes y las enfermedades cardiovasculares aumentan el riesgo de contagio y letalidad”, mencionó.
Lina Pohl, representante de la Organización de las Naciones Unidas de la Alimentación y la Agricultura (FAO) en México, indicó que desde antes de la pandemia los hogares en América Latina y en México tenían inseguridad alimentaria, asimismo de que 1 de cada 4 adultos padecen obesidad.
“Pero la covid-19, ha llevado a que se vean afectados la calidad y la cantidad de alimentos que hay en la región”, aseguró.
Subrayó que las tasas de desempleo y el aumento de la pobreza laboral, derivadas de la pandemia, va a impactar también en la cantidad y calidad de alimentos en los hogares.
“Es por ello que los niños, niñas y adolescentes hoy se encuentran en un momento crucial en cuanto a su alimentación”, señaló.
Indicó la necesidad de acortar las cadenas entre productores y consumidores finales para mejorar los precios de alimentos frescos, para promover una dieta saludable y asequible.
Ante este panorama, la Unicef, la FAO, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y el INSP presentaron una serie de recomendaciones que ayuden a generar políticas públicas para reducir todas las formas de malnutrición en niños y adolescentes.
Estas recomendaciones proponen modificar simultáneamente causas inmediatas, subyacentes y básicas de la mala nutrición, con enfoque intercultural, de género y sostenibilidad ambiental, contribuyendo a lograr los Objetivos de Desarrollo Sustentable relacionados con la salud y la nutrición.
La directora de políticas públicas de nutrición en el INSP, Anabella Bonvecchio explicó que entre estas recomendaciones se encuentra mejorar la atención primaria en salud y nutrición, poniendo énfasis en los primeros 1.000 días de vida.
También, indico, se deben garantizar entornos saludables para la alimentación, promover el consumo de agua y la actividad física.
Asimismo, explicó que se deben proteger las políticas de salud y alimentación frente a intereses de la industria de alimentos y bebidas y monitorear y evaluar la implementación de políticas públicas en alimentación.
Los especialistas destacaron que si bien se ha avanzado en las políticas públicas como la implementación de impuestos a bebidas azucaradas y el etiquetado frontal todavía existe una ventana de oportunidad para mejorar esta problemática.
“Existe una gran ventana de oportunidad en esta administración por su interés genuino en la salud de la población, libre de conflicto de interés, y un trabajo conjunto de agencias internacionales, academia y Gobierno”, examinó el doctor Rivera.