En un camino de terracería la escena es cruda. Doce cadáveres de hombres esparcidos sobre la carretera que conduce del ejido Alto Uxpanapa al ejido Nueva Tabasqueña reflejaban una ‘cacería humana desatada’, a decir de los policías. Sangre, pólvora y miedo se respiraba en el aire.
La mayoría de los cuerpos con botas de hule, de apariencia campesina por su vestimenta, ropas "para el frío" y algunos en pantalón de vestir, como si apenas hubiesen salido del jornal, se podía apreciar.
Sin una fuente oficial que describa lo que realmente pasó; el lugar del atroz crimen permanece a oscuras, sin energía eléctrica, lleno de policías locales, estatales y federales así como de militares, pero nadie dice nada.
Ante esto surgieron diferentes hipótesis, como la de que las víctimas plagiaron a una persona, perteneciente a un grupo de campesinos organizados, y que fueron enfrentados por un grupo fuertemente armado que opera en la zona del Cerro de Nanchital.
A partir de las 19:00 horas se reportaban mediante redes sociales diferentes balaceras en ejidos como Emiliano Zapata y Tronconada, aunque fuentes extraoficiales manifestaron que los cuerpos hallados pertenecían al ejido de Aguas Frías, que es parte del Cerro de Nanchital.
Se recibieron mensajes alrededor de las 19:20 horas que reportaban de la balacera y enfrentamiento, pero se acudió al lugar para confirmar los hechos, donde se encontraba ya un cerco policial que más que resguardar, parecía querer ocultar la información a como diera lugar.
Sin embargo, las imágenes que ya habían circulado de manera anónima eran brutales, cuerpos regados en el camino de terracería, maniatados, con cinta canela alrededor de los ojos, uno de ellos envuelto de toda la cabeza, donde además, se presume los asesinaron en el lugar.
Entre la misma gente comenzaron a identificar “desde lejos” a los infortunados, donde además, se presumía que la mayoría eran de la misma familia, pues se logró identificar a un padre y sus hijos entre las víctimas.
Se trata de Teódulo “G”, quien se apreciaba en una de las fotografías, en medio de dos cuerpos, donde su hijo Fernando “G” le acompañaba; también junto a ellos, Valentín “G”, quien fuera “levantado” por un grupo armado en la colonia Francisco Villa, y junto a este otro familiar más, Ramiro “G” y Alfredo “J”.
Además de ellos, se logró identificar a Isidro García Morales, agente municipal del Cerro de Nanchital, quien era la máxima autoridad en la congregación, una de las más importantes de Las Choapas, quien días y horas antes se le observó activo en sus actividades cotidianas.
Mientras tanto, una camioneta de conocida funeraria con capacidad para “18 pasajeros”, esperaba el arribo de Servicios Periciales para realizar el levantamiento de los 12 cuerpos.
"Es una cacería humana", exclamó un policía con asombro, al referirse a la cantidad de personas acribilladas a sangre fría. Pero además, por radio se informaba de otros supuestos asesinatos en el ejido Tronconada, aunque para las primeras horas de este lunes las autoridades no confirmaban este dato pero se movilizaron rápidamente al lugar.
La incertidumbre era tal, que las corporaciones preferían circular en caravana, con mucha precaución y recelo, pues la escena del crimen se encontraba en un paraje totalmente despoblado, donde ni las manos se podían apreciar a menos que una patrulla prendiera las luces.
Los caminos, en total silencio daban testimonio de la cruel realidad que se vive al sur del Estado, pues las autoridades estatales se aferran a que la seguridad está "bien calibrada" y que no existen las autodefensas ni los choques de violencia, cuando a todas voces se habla de grupos de autodefensa, agrupaciones campesinas fuertemente armadas en tierra sin ley.
Sobre los motivos de la masacre, las autoridades guardaron total silencio; sin embargo, ya desde las primeras horas del lunes se podía apreciar la militarización de Las Choapas, pues en las principales entradas de la ciudad se encontraban decenas de soldados quienes se mostraban a la expectativa de lo que pudiese acontecer en este lunes negro para el sureste del estado de Veracruz, donde cabe esperar la respuesta del ejecutivo estatal ante la cruel realidad de este rincón del estado.