El capitolio de la muerte

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Decenas de manifestantes consiguieron entrar dentro de la Cámara alrededor. "Trump ganó las elecciones", gritó uno de los seguidores de Trump que consiguieron subirse a la tribuna de oradores, en referencia al supuesto fraude electoral que alegan los trumpistas. En las últimas horas, la turba se adentró en los pasillos del Capitolio, rompiendo ventanas y pintando las paredes de despachos como el de Nancy Pelosi, líder demócrata de la Cámara de Representantes.

Las imágenes que están circulando por redes sociales muestran cómo los seguidores del magnate se encaran con los agentes que conforman la barrera policial de seguridad y son repelidos con gases lacrimógenos por la policía. Además, otras emitidas por la CNN muestran a varios agentes del Servicio Secreto apuntando con sus pistolas a una puerta cerrada por la que asoma un manifestante armado.

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Para frenar el descontrol, Washington DC ha decretado el toque de queda en la ciudad a partir de las 18:00 hora local y, tras una vacilación que ha durado varias horas, el Departamento de Defensa autorizó el envío de 1.100 efectivos de la Guardia Nacional para frenar el asalto al Capitolio y desalojar el edificio. Según el jefe de policía de Washington DC, Robert J. Contee, las autoridades han encontrado por lo menos cinco armas dentro del Capitolio. Ante el caos y el miedo que se apropió de la primera potencia del mundo, el presidente electo dio un discurso ante la nación para urgir a Donald Trump a pedir a sus seguidores que se fueran del Capitolio.

"Hago un llamado al presidente Trump para que salga a la televisión nacional ahora mismo para cumplir su juramento, defender la constitución y exigir el fin de este asedio", manifestó el presidente electo estadounidense, Joe Biden. "Vamos a mantenernos firmes y vamos a superar esto", ha afirmado.

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En Twitter, Trump pidió en un primer momento a los manifestantes que siguieran las indicaciones de la policía y de las fuerzas del orden para tratar de rebajar el caos en la capital de la primera potencia del mundo. "Están de nuestro lado. ¡Manteneos pacíficos!", ha escrito el todavía presidente de EEUU. Pasadas las cinco de la tarde en Washington DC, Trump publicó un vídeo en el que volvía a hacer un llamamiento a la retirada pacífica de los manifestantes, pero, al mismo tiempo, subrayando un fraude del que no se ha encontrado ninguna evidencia. Sin embargo, minutos después, volvió a tuitear justificando el asalto al Capitolio: "Estas son las cosas que ocurren cuando robas la victoria a los grandes patriotas que han sido tan injustamente tratados durante un tiempo".

Con los demócratas pisándole los talones y sin su altavoz de Twitter activo, Donald Trump encara los últimos días de su Administración preparándose para exaltar uno de los grandes logros de su mandato. El presidente saliente de Estados Unidos viajará mañana a Texas para supervisar la construcción del muro en la frontera con México, uno de los principales objetivos que se marcó hace cuatro años cuando llegó a la Casa Blanca.

No se han dado a conocer detalles de su viaje, aunque los servicios secretos ya están preparando el terreno para pasar el día en la ciudad de Álamo, donde espera celebrar la conclusión de casi 725 kilómetros de valla fronteriza. Un escenario que le servirá para poner en valor una de las apuestas más polémicas que propuso su Gobierno para resolver la crisis del sistema migratorio.

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Trump continúa aislado desde que el viernes apareció en un mensaje grabado en el que admitió finalmente su derrota en las urnas y se vio obligado a darle la espalda a los mismos partidarios a los que había jaleado antes de que terminaran asaltando el Capitolio. No se le ha vuelto a ver en público y aunque estaba previsto que pasara el fin de semana en Camp David, nada se sabe de su paradero.

Su visita a la frontera será, salvo sorpresas de última hora, su primera aparición en un acto público desde que el pasado 6 de enero animó a sus simpatizantes a dirigirse al Congreso para impedir el acto protocolario donde estaba previsto certificar la victoria de Joe Biden en las elecciones de noviembre. Lo que pasó ese día ya está escrito y seguramente pasará a la historia como el principio del fin de la vida política de Trump.

Aunque el martes se ausentará de la Casa Blanca por unas horas, el magnate neoyorquino seguirá de reojo los acontecimientos en Washington, donde los congresistas demócratas ya tienen todo listo para poner en marcha este mismo lunes el proceso que podría desembocar en el segundo juicio político a Trump, un escenario sin precedentes en la historia del país desde su fundación hace casi 245 años.

Un presidente que está cada vez más solo y que ya ha dicho que no planea asistir a la ceremonia del traspaso de mando a Joe Biden el próximo 20 de enero en las escalinatas del Capitolio. Sí parece que lo hará el vicepresidente, Mike Pence, con quien lleva sin hablar desde el miércoles y quien todavía no ha descartado la posibilidad de invocar una enmienda de la Constitución que podría declarar incapacitado a su jefe para seguir gobernando.

TRUMP

 

Así lo aseguró este domingo la cadena CNN, que aseguró que el político republicano quiere guardarse un as bajo el brazo y tener a mano la posibilidad de invocar la Enmienda 25 de la Carta Magna en caso de que Trump se volviera "más inestable". Para ello necesitaría contar con el apoyo de una mayoría de miembros del gabinete que estén dispuestos a expulsarlo del Despacho Oval y dejarlo sin poderes para terminar su mandato.

Con el reloj de la cuenta atrás ya en marcha, tampoco se descarta que en los próximos días anuncie una tercera ronda de indultos que podría incluir a su familia más inmediata, incluida su hija Ivanka Trump y su yerno Jared Kushner, ambos con cargos en la Casa Blanca. También está por ver si finalmente decide autoindultarse, con todas las dudas legales que plantea un movimiento así, tal como ya adelantó la semana pasada el New York Times.

Nueve días por delante en los que podría llegar algún tipo de represalia del aún presidente contra las grandes tecnológicas del país, empresas como Twitter, Facebook o Instagram que le asestaron un duro golpe donde más podía dolerle. Según uno de sus asesores más cercanos, está "furioso" desde que su cuenta @realdonaldtrump fue suspendida el viernes de forma permanente, y con Donald Trump furioso es imprevisible lo que puede pasar.

TRUMP CADA VEZ MÁS AISLADO

A falta de saber sus próximos movimientos, el aún presidente se encuentra cada vez más aislado, sin noticias de Melania Trump o la mudanza de su hija Ivanka a Florida, así como la creciente oleada de renuncias en su entorno, desde la secretaria de Transportes, Elaine Chao, o la viceportavoz de la Casa Blanca, Sarah Matthews, hasta algunos de sus más cercanos colaboradores como el asesor de seguridad nacional, Robert O'Brien.

Un futuro inmediato incierto en el que todavía sigue planeando en el aire el temor a un nuevo brote de violencia como el que se vivió el pasado 6 de enero en el Capitolio, que terminó con cinco muertos. De momento las autoridades en Washington DC han decidido reforzar la seguridad en los alrededores del Congreso instalando barricadas de cara a la ceremonia de "inauguración" del día 20.

BIDEN

Los partidarios de Trump no van a dejar solo a su líder, según han dejado saber a través de plataformas como Parler, la red que usan cada vez más los "trumpistas" para comunicarse y organizar sus acciones. "Muchos de nosotros volveremos el 19 de enero, portando nuestras armas (...) seremos tantos que no habrá ejército o agencia de policía que pueda igualarnos", escribió este fin de semana uno de sus usuarios.

También en otros canales como Telegram, MeWe o Winkin, donde los mensajes que se han publicado en los últimos días son cada vez más incendiarios. "Segunda ronda el 20 de enero. Esta vez sin piedad. Ya no me importa mantener a Trump en el poder. Lo único que importa es la guerra", escribió un internauta anónimo en la plataforma TheDonald.win.

Algunos políticos del Partido Republicano se han movilizado para criticar a Donald Trump y responsabilizarle de lo que ha pasado en el Capitolio. Ben Sasse, senador republicano por Nebraska, fue uno de los más críticos con el magnate: "Hoy, el Capitolio de Estados Unidos —el mayor símbolo de autogobierno del mundo— fue saqueado mientras el líder del mundo libre se escondía temerosamente detrás de su teclado". Otros, como el senador republicano Mitt Romney, también apuntaron a Trump: "Lo que ha pasado hoy en el Capitolio estadounidense ha sido una insurrección incitada por el presidente de Estados Unidos".

 

Horas antes, dentro del Senado, Mike Pence se había negado a seguir al presidente en su huida hacia delante para rechazar la victoria de Joe Biden en las elecciones del pasado noviembre. "Mike Pence no ha tenido el valor de hacer lo que tenía que hacer para proteger el país y nuestra Constitución, dando a los estados la oportunidad de certificar una serie de hechos corregidos, no fraudulentos ni incorrectos que les pidieron certificar previamente. ¡EEUU reclama la verdad!", había tuiteado Trump antes de que la turba consiguiera entrar dentro del Capitolio.

 

TRUMP

El líder de la mayoría republicana en la Cámara Baja, Mitch McConnell, también había desestimado el plan de Trump asegurando que no había existido fraude alguno. "Colegas, nada ante nosotros prueba la ilegalidad, ni siquiera cerca de la masiva escala, la escala masiva que habría inclinado toda la elección. Ni la duda pública por sí sola puede justificar una ruptura radical cuando la duda misma fue incitada sin ninguna evidencia".