“Obesidad y sobrepeso son aliados de la pandemia”

“Obesidad y sobrepeso son aliados de la pandemia”

Los altos índices de obesidad, el sobrepeso y la falta de seguridad alimentaria en más de la mitad de la población en México son los aliados de la pandemia del Covid-19, ya que pacientes con esas características tienen más riesgo de llegar a cuidados intensivos en hospitales y a morir destacó un estudio del Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO).

 

Se expuso que en nuestro país 75.2 por ciento de la población en México tiene obesidad o sobrepeso, así como 55.5 por ciento de los hogares no tienen seguridad alimentaria, factores que influyen en las comorbilidades de la pandemia del Covid-19 y los casi 115 mil fallecimientos.

 

Hasta julio y de acuerdo con estadísticas del Sector Salud en México, 17.4 por ciento de los mexicanos con Covid-19 tenía obesidad, 14.5 por ciento diabetes, 18.9 por ciento, hipertensión y 2.8 por ciento tenía enfermedad cardiovascular, más que en las personas con pruebas negativas para la infección

La obesidad es un factor de riesgo de mortalidad en los pacientes con Covid-19. La edad, el índice de masa corporal, la necesidad de asistencia respiratoria avanzada y las comorbilidades graves, son factores de riesgo de mortalidad en este tipo de pacientes.

 

“Los primeros datos disponibles acerca del papel de la obesidad en Covid-19 sugieren que las personas con obesidad severa tienen más riesgo de hospitalización, cuidados intensivos, ventilación mecánica y/o muerte, independientemente de otras comorbilidades. Los datos apuntan también a que la obesidad podría ser un factor muy importante en las personas más jóvenes”.

 

La convivencia de ambos espectros de la malnutrición, por un lado, la obesidad y por el otro, la desnutrición, es especialmente cierta en países de ingresos medios y bajos, como lo es México.

 

Según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), la brecha de la prevalencia de la desnutrición crónica en menores de cinco años en hogares con jefatura femenina era de 20.9 por ciento, en 2016. En los hogares con jefatura femenina no indígena esta proporción fue de 8.9 por ciento el mismo año.

 

Por su parte, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018, los últimos datos disponibles, indica que solo 44.5 por ciento de los hogares en México tienen seguridad alimentaria. Del resto, 22.6 por ciento presenta inseguridad alimentaria moderada y severa, mientras que 32.9 por ciento tiene inseguridad alimentaria leve.

 

Al mismo tiempo, los índices de obesidad y sobrepeso se están incrementando en el país. El porcentaje de la población nacional adulta con estas enfermedades fue de 76.8 por ciento en mujeres y 73 por ciento en hombres.

 

En el mundo, más de 149 millones de niños tienen retraso en el crecimiento causado por la desnutrición. Al mismo tiempo, los índices de obesidad y sobrepeso infantil están creciendo en casi todos los países.

Estudios consultados por el LabDO advierten que dietas poco óptimas, ya sea en exceso de nutrientes críticos o en la carencia de estos, son responsables de una de cada cinco muertes no relacionadas con Covid-19 a nivel global.

 

En este sentido, una buena nutrición es fundamental para la salud humana y el desarrollo sustentable de las naciones. Todas las formas de malnutrición tienen un común denominador: que los sistemas alimentarios existentes no pueden ofrecer a todas las personas una alimentación saludable, accesible y sostenible, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas.

 

Estas problemáticas están relacionadas también con el hecho de que muchos países han hecho una transición de dietas tradicionales a unas basadas en productos ultraprocesados, que además de que están vinculados a un aumento de peso, disminuyen la calidad de nutrientes disponibles.

 

La Organización Mundial de la Salud señala que, aunque pueda parecer contradictorio, tanto la desnutrición como la sobrealimentación están relacionadas con la pobreza. En muchos países en desarrollo, apunta, los lactantes con desnutrición aumentan, posteriormente su consumo de alimentos calóricos de baja calidad y pueden sufrir exceso de grasas.

 

Aunado a ello, un estudio elaborado por The Lancet revela que la desnutrición en los primeros años de vida, seguida por el sobrepeso en la niñez, incrementa el riesgo de padecer enfermedades crónicas no transmisibles como diabetes, hipertensión, así como padecimientos cardiovasculares.

 

Este se trata de un fenómeno intergeneracional, pues si una madre estuvo subalimentada en las primeras etapas de su vida, y después desarrolló obesidad, es más probable que el niño sea obeso.

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