Los cuerpos del embajador italiano y del carabinero asesinados el lunes en una emboscada en la República Democrática del Congo fueron recibidos la pasada noche en Roma por sus familias, junto al primer ministro Mario Draghi y el ministro de Exteriores.
Horas más tarde, Luigi di Maio contaba en el Parlamento que aquel había sido un momento desgarrador. Y exigía a Naciones Unidas respuestas a las muchas preguntas sobre la muerte de Luca Attanasio, Vittorio Iacovacci. También perdió la vida en el ataque Mustafá Nukanbim, el conductor congoleño.
“La misión se desarrollaba bajo invitación de Naciones Unidas. Así que también el viaje en coche tuvo lugar en el marco de la organización del Programa Mundial de Alimentos. Esperamos que este organismo nos envíe un detallado informe que debe incluir cualquier detalle útil sobre el plan de ese viaje y las medidas adoptadas para la seguridad de la delegación. También hemos explicado que esperamos recibir en el menor tiempo posible respuestas claras y exhaustivas".
Según Di Maio, un grupo de seis personas obligó al convoy a detenerse. Dispararon al aire y llevaron a los pasajeros hacia la jungla, tras matar al conductor congoleño. Los disparos hicieron que se acercaran soldados del ejército que se encontraban en la zona. Los agresores dispararon entonces a los dos italianos. El jefe del convoy negoció para poder llevárselos.
Di Maio asegura que las autoridades congoleñas se han puesto a disposición de la justicia italiana. Un equipo de investigadores del cuerpo de carabineros ya se encuentra en el país africano. Hasta el momento, nadie ha reivindicado el ataque.
