El extractivismo sexual como materia de los negocios de sexo virtual.

El extractivismo sexual como materia de los negocios de sexo virtual.

La materia prima de los negocios de sexo virtual en cámaras es explotar la sexualidad de las trabajadoras sexuales vía la extracción de los recursos financieros de los usuarios. El proceso de la explotación se enmascara como la oferta y la demanda de mujeres empresarias de sí mismas y que bajo el esquema de la individualidad libre maquillan los procesos de este hecho y de la posibilidad de una trata de mujeres bajo el esquema de la libertad y de los acuerdos de la plataforma a ejercer el trabajo de extraer la cognición sexual bajo un esquema piramidal de compra de empoderamiento sexual de los hombres hacia las mujeres con mujeres exuberantes a las que se les compran y emiten tandas de placer en sus órganos sexuales con un estimulante electrónico y de las cuales la cognición sexual es extraída como un recurso de databank que genera el estímulo del placer en los clientes.

 

La punción se ejerce sobre la cuota de placer y que cuya sanción son ejercicios de explotación deliberada hacia ellas y hacia ellos a través de la tecnología. La guerra que le hacen a los clientes que no compran es un poco como una persecución de las condiciones de la adicción sexual que esclaviza y a la vez castiga a quienes no funcionan en el esquema del placer que se vende en la plataforma. Se trata de un capitalismo de plataformas que genera un extractivismo cognitivo y sensorial de la sexualidad con la que se inventan tecnologías de orientación económica como materia de explotación de mujeres y hombres en nombre de técnicas de disciplinamiento y anatomopolítica para orientar la cognición sexual como trabajo bajo un esquema empresarial de empresarias de si mismas pero en un régimen donde la adicción al placer y el convenio de las pasiones exaltadas son los mecanismos de enganche y sujeción, re-escritura del cuerpo, la sexualidad y la cognición como fuente de riqueza y fuente de valor económico.

 

La idea de un feminismo de los derechos de las trabajadoras sexuales debe ser dentro de un marco donde la mediación tecnológica no predisponga a esta utilización extractivista de la cognición sexual, sino a la idea de que la tecnología no es la promotora de la exaltación de las sustancias cerebrales que generan adicción al placer como medio de vida para las mujeres y los hombres que están en el medio. La idea de la adicción es la idea de la competencia por las mujeres y la idea de la acumulación de la riqueza de los dueños de las empresas.

 

El infierno de la vida de las trabajadoras sexuales y sus clientes en las cámaras virtuales no es la cuestión del placer mismo sino su explotación y el extractivismo de la cognición que aparecen en ese plano. Los procesos donde estos dos temas son la parte activa de la acumulación de riqueza implican profesos donde la adicción al sexo y la pérdida de los referentes que regulan las relaciones interpersonales con las mujeres se vuelven probables y por ello mismo cómo toda adicción aísla la producción de los sujetos y la capacidad de llevar una agenda de actividades y que de pronto el proceso adictivo hace un círculo vicioso donde no se pueden separar de la pantalla y de los procesos de extracción cognitiva de la sexualidad.

 

No es culpa de tener un medio de hacerse de recursos, sino las previsiones de una racionalidad acumuladora de riqueza que usa los cuerpos, los profana y los sujeta a una esclavitud al trabajo sexual se usuarios y trabajadoras sexuales. El derecho humano de la persona se lesiona en la medida en la que la persona es un objeto sexuado que es explotable al límite de sus propias fuerzas.

 

Las mujeres no son objetos sexuales de hecho solo por la contratación del capitalismo de plataformas, es digna de una forma de vida digna, que no emplee las tecnologías del extractivismo cognitivo para hacerlas entrar en un círculo de placer y de puniciones del placer en la medida de un negocio. El negocio de las trabajadoras sexuales debe verse como una condición donde ellas como personas establecen relaciones con hombres necesitados de un servicio con otro ser humano y si bien la mediación tecnológica puede ser muy interesante para estos asuntos la liberación y expresión de la sexualidad debe dar causes que no sean la represión de sus energías con millones de clientes al día, quienes deseosos de una mujer hermosa se deshagan de su sexualidad depositándola en ellas y en ellos la imposibilidad del nexo sexual corporal los deja llenos de una sexualidad incompleta e insaciable pero insatisfecha para ambos. El amor que la mujer y el hombre buscan en la sexualidad se disyunta y se deconstruye de modos que son lesivos a su derecho humano como persona y son lesivos a su subjetividad, donde con estas tecnologías se reescriben conductas por el shock del placer sexual superlativo.

 

La doctrina del shock de Naomi Klein y la idea de la profanación de Agamben son dos ideas que aplican a este tema porque el uso de la tecnología hace un tipo de incursión extractivista a los bolsillos de los usuarios y a los cuerpos de las mujeres, en un escenario militar equivale a la idea de que las mujeres al ser de uso y los hombres al ser esclavos de las pasiones son vulnerables y con ello presas de los agentes económicos que perpetúan la acumulación en el modo capitalista haciéndolos parte de una semántica de la libertad y del placer, pero que es un modo de trabajo esclavo en el corazón del modo de vida imperial.

 

La sexualidad transforma la vida en una lógica de las relaciones que se crean en ella la sexualidad virtual las corroe junto con el carácter como en Sennett, dado que la pérdida de confianza en los valores sociales de la lógica nominal no tecnológica secular, ganan terreno generando una instancia de insolubilidad al problema personal pero deja ganancias y que como adicción es necesaria para ganarse la vida pero de una manera que es lesiva y es precarizadora dadas las condiciones de trabajo semi-esclavo del algoritmo y de la tecnología para vivir la vida sexual como trabajadora sexual y para el usuario anclado a la dependencia como objeto de extracción de riqueza y de energía sexual y cognitiva.

 

La trata sexual en esos medios del virtual de la cámara es poner a las mujeres más grandes del cuerpo caso esculturales a punto de estallar para que esa energía la aprovechen empresarios, deportistas, políticos que en muchos de los casos sólo quieren y pagan por tener sexo pero la sexualidad incompleta de los usuarios no puede ser colmada por ellas en persona salvo en contadas excepciones. Siendo así prostitution y trata de personas en la modalidad común.

 

En el libro Revolting Prostitutes. The Fight for Sex WorkersRight de Juno Mac and Molly Smith se habla de los la lucha mundial por los derechos de las trabajadoras sexuales abogando por un anticapitalismo la cuestión sobre el modo de vida hegemónico que arroja a las mujeres a trabajos de explotación sexual, la desigualdad rampante entre ellas y la precarización y la necesidad de los derechos humanos en sus labores.

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