La construcción de nuevas formas se integración identitaria en personas con discapacidad intelectual pasa por diferentes diseños según la política nacional y social las diversas normas oficiales suscriben formas de regular el tratamiento de dichas personas de acuerdo con un proceso que diseña la política médica al respecto. Estas personas son objeto de diversas violencias desde las que forman parte de los núcleos familiares y después la de las instituciones y actores del servicio médico.
Estas violencias se organizan como medios de ortogonalización de la conducta. Actuar en el modelo económico para reproducir los modos de vida productivos que tienen relación con la vida económica donde el sujeto es un sujeto económico que debe producir de acuerdo con el marco. Y que siendo sujetos de la discapacidad intelectual se ejerce esta política como una forma de violentar los procesos de su identidad y de su valor social. El resultado es un marco de relaciones que crean un dispositivo psiquiátrico que define el valor de la no persona siendo discapacitada y la cual lleva el handicap de que su medio social lo etiqueta y estigmatiza de acuerdo con las formas del régimen de verdad de la psiquiatría y de la medicina.
La violencia y los derechos son por un lado una dádiva indiscutible dentro de los marcos orientadores de la conducta y por otro lado un dispositivo de sesgo para orientar los modos de normalización del enfermo en la participación social. El criterio médico que establece dichas políticas delinea un mecanismo inmunitario y racial donde el enfermo como raza débil y decadente es demarcado en un afuera del mecanismo de la producción.
La legitimidad de su perspectiva radica en el valor económico por encima del valor humano. Se apela hoy a derechos humanos para incluir a cierta franja de enfermos en procesos que tienen que ver con insertarlos en el medio social. Los modos de esos modelos de trabajo implican una orientación fuera de la organización estatal. Es parte de la acción activista de las organizaciones de la sociedad civil que hacen cambios en la orientación de la política aplicable a estas personas con discapacidad intelectual.
La estructura de los planes de la organización civil en el tema por parte de especialistas implica que el canon de la ciencia médica en el tema sea re-escrito por la práctica. La práctica de estos marcos novedosos o que hacen cambios en la racionalidad médica de un modo vinculante con el derecho vigente.
La enfermedad mental o la discapacidad implica la estructuración de una nueva red de apoyos por parte de terceros y gente de la sociedad civil estructurando nuevas relaciones de saber-poder donde el poder psiquiátrico no margine de una manera determinante y excluyente al discapacitado con una enfermedad mental funcional, la red de relaciones nuevas autoriza en sus procesos la actividad social y no solo productiva en el sentido de las redes de personas que reproducen el modelo de vida de la sociedad de acuerdo con la tradición, sino inventando nuevas formas de relaciones y de ejercicio del poder con otras perspectivas distintas, el devenir del tema puede ir más lejos del respetar en pasivo los derechos humanos o las previsiones y normas que organizan desde la mirada estatal el tema.
La creatividad dentro del marco regulatorio es bienvisto por la familia, el enfermo, la institución, desde nuevas coordenadas del programa de trabajo de las ONG se debía impulsar con presupuestos más abundantes las programaciones de intervenciones y proyectos sociales para impulsar nuevas formas de trabajo con la discapacidad intelectual. Esto debe constituir un movimiento nacional e internacional sobre el tema. El tema de la violencia de género y víctimas de violencia de discapacidad es un tema de integración y de construcción de redes de solidaridad en el tema de mujeres y de procesos de género deben ser conciliables con temas más amplios de la agenda de violencia de género a nivel nacional y de las agendas de construcción de relaciones de saber y de poder en el tema de violencia de género y de discapacidad. El tema de una manera diferenciada de atender las dinámicas de subjetivación de las mujeres en su propio horizonte de discapacidad.
La construcción de programas de trabajo con una sensibilidad de nueva condición que implique narrativas y discursos distintos a la política económica que fondea el tema implica programas que validan la orientación social de las ONGs y de los expertos sobre discursos divergentes y que amplíen el modo de la disciplina sobre nuevas formas de la verdad del dispositivo explicativo y técnico de manejo de la discapacidad de manera más amplia.
El género como tema estratégico implica desarrollos fundamentales en estas temáticas como forma de validar y legitimar nuevas formalizaciones y tematizaciones sociales y económicas que son sensibles a una política cultural de las emociones de distinto cuño.
La estructura de las redes de relaciones que son sensibles al género implican de nuevo procesos de emisión de presupuesto o captación de nuevas dinámicas que se vinculan a muchos temas de la agenda cómo a las víctimas del crimen organizado que están en esas condiciones, la salud mental de las mujeres en los temas de violencia doméstica, los temas de prevención y seguridad, los cambios en la agenda de oportunidades y de la operatividad económica de género y discapacidad entre otras.
De manera conclusiva las formas de opresión y de represión de la política económica en el sector médico de la enfermedad mental y la discapacidad transitan hacia modelos de trabajo y de creación de modos contraconductuales y de pensamiento de redes y ensamblajes que no solo pongan en el plano económico al discapacitado con enfermedad mental que son funcionales, sino que revaloren su lugar como parte de un entorno social compartido de significado.
Un agradecimiento a Tania Chanel Castillo de Inclúyeme por la entrevista que da fundamento a este texto.