El primer eclipse anular de Sol de este año solo dejó ver el "anillo de fuego" que le caracteriza en el Polo Norte, zonas de Canadá y de Rusia, el resto de lugares donde era visible tuvieron que conformarse con un sol mordido o como una luna menguante y, en ocasiones, acompañado de nubes.
La Luna se interpuso hoy entre el Sol y la Tierra, pero por el momento de su órbita que la mantiene más alejada de lo normal de nuestro planeta no logró cubrir totalmente la superficie de la estrella, por eso, donde mejor pudo verse se produjo el llamado anillo de fuego, que surge por detrás de nuestro satélite.
El noreste de Canadá, el norte de Groenlandia, el océano Ártico y el noreste de Rusia fueron los puntos donde el anillo de fuego fue más perfecto, en el resto del mundo los aficionados pudieron disfrutar de un Sol al que, en mayor o menor medida, le falta un pedazo.
Uno de los mejores lugares para contemplar el eclipse era la población canadiense de Iqaluit, donde la Luna cubría el 89 % de la superficie solar y donde el fenómeno comenzó justo antes del amanecer, un momento poco habitual.
En el resto de Norteamérica, Europa y Asia el eclipse fue solo parcial, aunque dejó sugerentes imágenes del Sol, más o menos tapado.
Así, la estrella parecía una luna creciente o menguante en muchos lugares de Estados Unidos, como pudo verse en Nueva York o en Boston, donde la aparición de las nubes, aunque pudieron dificultar la visión, también dejaron sugerentes imágenes.
Allá donde el eclipse fue menor, nuestra estrella se vio solo ligeramente mordida, como en Bruselas -donde también estaba nublado- o en Pamplona (norte de España) con un cielo despejado que dejó ver un Sol que parecía tocado con unos pequeños cuernos.
En España, la magnitud máxima del eclipse se vio desde Galicia con un 20 % de la superficie tapada, mientras en el centro de la Península se llegó hasta el 10 %, pero en Canaria y Baleares pasó casi desapercibido.