Cristo Jesús predica la conversión y el arrepentimiento de los pecados, pero muchos se han quedado en prácticas externas y rutinarias religiosas
Durante la Presentación de Jesús en el Templo, José y María escucharon unas sorprendentes palabras proféticas del anciano Simeón referidas a Jesús:
«Puesto está para caída y levantamiento de muchos en Israel y para signo de contradicción; y una espada atravesará tu alma para que se descubran los pensamientos de muchos corazones.
Estas palabras proféticas se cumplieron ampliamente a lo largo de la vida del Señor.
Unos lo aceptarán gozosos, otros lo rechazarán.
Cristo se convertirá en signo de contradicción en Israel, es decir, en ocasión de que se formen dos grupos bien diferenciados: los que le siguen y los que se oponen a él.
Cristo hablará a las conciencias de los israelitas para que cumplan la ley de Dios con plenitud, y después les revelará su mensaje de salvación, que incluye la formación de un nuevo Pueblo de Dios más perfecto y espiritual.
Simeón después de decir que Cristo sería «signo de contradicción» añade que sería también «luz para iluminación de las gentes» Jesús afirmará de sí mismo:
«Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no anda en tinieblas, sino que tendrá luz de vida»
Seguir a Cristo es poseer la luz en el alma; oponerse a El es vivir en tinieblas.