El narcotraficante Pablo Escobar importó algunos hipopótamos para su zoológico privado. Cuatro décadas después, viven en estado salvaje y se han multiplicado enormemente. Nadie sabe qué hacer con ellos.
Fue durante una madrugada en temporada de sequía cuando la canoa de acrílico de Álvaro Molina tuvo la mala suerte de deslizarse como un esquí sobre la cabeza de un hipopótamo. De una trompada el animal catapultó al pescador de 56 años a las aguas turbias del río Magdalena.