Existe la interrogante de que si el sentido de un libro sobre música tiene que ver con extraer la esencia de sus protagonistas por quién lo escribió o, al contrario, reflejar el universo que el periodista descubre poco a poco dentro de sus entrevistados por medio de esa centenaria técnica del periodismo, la entrevista.
Si se tratara de lo primero, al abrir las páginas de estos volúmenes deberíamos toparnos con una mirada más que incisiva y la voz de alguien que se ha documentado a fondo acerca de la vida del personaje sobre el cual se hace el recorrido. Si fuera lo segundo, el relato nos tendría que conducir de una revelación insólita a otra, de una epifanía a la siguiente, en una lectura de carácter más humano que documental, hasta que al cerrar el libro nuestra concepción del tema y de los actores que lo pueblan se hubiera transformado de manera radical.
En cualquiera de los dos casos, la profundidad de lo retratado (o la falta de ésta) depende de la perspectiva que aborde el periodista correspondiente y denotará si es la de un experto en su profesión o la de un simple iniciado.
Recientemente los escritores, periodistas y críticos musicales Enrique Blanc, Gabriela Robles y Humphrey Inzillo –apoyados por la Red de Periodistas Musicales en Iberoamérica (Redpem.ib)– publicaron Cantoras todas.
La generación del siglo XXI (Editorial de la Universidad de Guadalajara, 2020), un ejercicio periodístico en el que las entrevistas resultantes constituyen un viaje que comenzó en 2019 y que tiene como intención retratar los cambios que ha sufrido la creación artística de la mujer en el universo de la música en los pasados 30 años, pues no es desconocido que en la escena musical del mundo, y la de México también –por lo menos aquella ligada al rock y a los géneros que de él se desprenden–, hasta la última década del siglo pasado era masculina en su totalidad. Como promesa de viaje, el planteamiento anterior es atractivo, lo mismo que la historia de las 20 protagonistas de este proyecto, todas ellas testigos morales de sí mismas sometidas a un riguroso examen de la memoria, ya se deba a la inventiva de cada entrevistada o a la audacia del periodista.
Apenas iniciado el recorrido, se torna evidente que los periodistas van más allá de los lugares comunes y de las anécdotas propias de la prensa de sucesos y se preocupan más por retratar los comienzos del siglo XXI como un momento importante para la música. Por primera vez en décadas, cualquiera de estos expertos de la entrevista han podido atestiguar cómo los medios mainstream le prestan una especial atención al empoderamiento femenino y en México, por ejemplo, ha sido posible contar la historia de cómo gracias a Cecilia Toussaint, Kenny o Aurora y la Academia, mujeres como Julieta Venegas, Natalia Lafourcade o Silvana Estrada se han abierto el camino para interpretar música hecha por ellas mismas.
Llama la atención que todas las entrevistadas de este libro se hicieron las mismas preguntas y las respondieron la misma cantidad de veces. Como dice Julieta Venegas en el prólogo del libro: “Hacemos más preguntas. Vemos los huecos donde no estamos. Siempre se trató de hacer el mismo cuestionamiento: ¿Por qué?, y luego hacer algo al respecto”.
Algunas tomaron la guitarra y se preguntaron ¿por qué no puedo tocar esto? Otras tomaron la máquina de escribir y se preguntaron “¿por qué mis opiniones no cuentan?” Todas miraron el mundo a su alrededor y se preguntaron “¿por qué las cosas están tan jodidas?” Y después se miraron a sí mismas y se preguntaron “¿por qué no estoy haciendo algo al respecto?”
Las respuestas a estas preguntas modificaron una cultura entera y las cantoras dejaron de ser una figura de acompañamiento de las grandes agrupaciones lideradas por hombres para pasar a ser protagonistas de su propio movimiento, el cual se caracteriza por reclamar un lugar en la escena musical y por apoyarse a sí mismas demostrando que juntas pueden ganar mucho.
Estas músicas hablan, también, de temas relevantes en las agendas políticas de las pasadas décadas. Desde debates de género hasta de política internacional; de técnicas de grabación hasta la exclusión de la mujer en la escena musical; las 20 cantoras entrevistadas para este libro cuentan su visión sobre un gran abanico de asuntos.
La lectura de estas conversaciones sostenida a lo largo de los pasados meses refleja en un segundo plano que las emociones más genuinas no dependen de los resultados conseguidos, sino del proceso para llegar a ellos. Al repasar los textos, el lector conocerá las circunstancias que llevó a cada cantante al lugar que ahora ocupa y entenderá el papel importante que cumplen todas ellas en la transformación de la música hispanoamericana.
Por las páginas de este libro desfilan los testimonios de cantoras que representan diversas corrientes musicales, a veces un poco distanciadas del rock, como Telmary, Rozalén, Rosalía, Mariela Condo, Miss Bolivia, Nathy Peluso, Jessy Bulbo o Mon Laferte, pero las historias de estas profesionales capaces de derretir a miles de almas en los escenarios no se cuentan solas, en gran medida se deben al gran trabajo de la red de periodistas musicales de Iberoamérica –algunos de ellos mexicanos como Liliana Estrada, Natalia Cano o Betto Arcos, que desde todas las esquinas de los países sudamericanos de habla española y portuguesa se dieron a la tarea de identificar y encontrar a todas esas mujeres que han conseguido afianzarse como voceras de una nueva generación.
Estas mujeres han tejido una enmarañada red a lo largo de los pasados años. Lo que antes era una hazaña, como el hecho de que alguna se atreviera a dar un concierto, ahora es una constante. Muchas cosas han cambiado en las recientes décadas, la música, la moda, la actitud pero hay una que no cambió: la motivación. Las artistas nunca esperaron la aprobación de nadie para hacer las cosas por su cuenta, tampoco no se quedaron en sus casas esperando que sus canciones se grabaran, las grabaron ellas mismas, ésa fue su respuesta al ¿por qué no…?
Cantoras todas no proviene de una relectura y selección de entrevistas ya publicadas, sino de algo que parece más válido y honesto desde la perspectiva de sus autores: identificar a las protagonistas para conversar y darle forma a este dossier.
Lo único lamentable con este libro es no haber podido encontrar las entrevistas de todas las cantoras que aparecen en los anexos. Hubiera sido una representación mayor, no sólo del libro, sino del moviento en sí. Desafortunadamente, para hacer eso, tendrían que haber hecho un libro 20 veces más grande.