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A pesar de que las autoridades hicieron hasta lo imposible para que los rusos no salieran a la calle ayer para exigir la libertad del líder opositor Aleksei Navalny, quien se encuentra en prisión preventiva en espera de ser juzgado, hubo no pocas personas –tan sólo en Moscú cerca de 15 mil al comienzo, más de 40 mil al final, el mayor número de participantes en una protesta no autorizada desde 2013– que no se dejaron amedrentar y su voz de indignación se pudo escuchar, conforme a los reportes que llegan aquí, en no menos de 90 ciudades y localidades a lo largo y a