Era tanta la presión que cargaba Horacio Nava en sus espaldas que hubo momentos en que se desanimaba, pero algo lo impulsaba de nuevo para no decaer luego de un año sin competir por la pandemia, la cual aprovechó para prepararse y dar la marca a Tokio.
Para el marchista de 39 años, sus cuartos juegos veraniegos tienen un toque especial: su retiro deportivo en la prueba de 50 kilómetros que por última vez se disputará en el programa olímpico.