Según el libro del Éxodo, del Antiguo Testamento y la Torá, la cuarta de las diez plagas que Dios provocó para azotar a la población egipcia, a fin de que se dejara libres a los esclavos, fue la invasión de las moscas. Se narra que Moisés exigió al faraón en turno la liberación del pueblo hebreo y, ante la negativa de éste, levantó su vara y un gran enjambre de estos insectos irrumpió en la toda la región, sin tocar por supuesto la Tierra de Gosén.