La vida de bajo costo en los países pobres y de los países en desarrollo implica que la industrialización venda productos baratos que no alimentan, que la vida sea decadente en el sentido de la precarización. La venta de una historia ascendente en los términos de la construcción de infraestructura son las vías para acabar y extinguir con el proyecto de la vida natural y de la vida en comunidades donde el valor de la vida es distinta a la de la producción industralizada.