Doña Tere, de 40 años, se debate entre la vida y la muerte. Enfermó de Covid-19. Fue contagiada por sus dos hijos adolescentes que en una fiesta contrajeron la enfermedad, pero ellos son asintomáticos.
Ella es ama de casa y también labora como oficinista. Miguel de 16 años y Antonia de 17, quienes dependen de los ingresos de su mamá para vivir están a punto de perder su sustento cotidiano… por una fiesta. Esta historia se repite en muchas familias de Ciudad de México.
Los jóvenes “necesitaban ver a sus cuates”, pues con la suspensión de clases tienen un buen rato que no interactúan de manera presencial.
Dos días antes de concluir noviembre, los jóvenes recibieron un mensaje por WhatsApp, se trataba de una invitación a una “pary”. Por supuesto que ni lo pensaron y ese mismo día se lanzaron al “convivio” que iniciaría poco después de las 18:00 horas.
En el lugar nadie portó cubrebocas, menos caretas. Las botellas de gel antibacterial se cambiaron por “pomos” de tequila, ron y chelas. “Estamos chavos y el Covid nos la pela”, le decían Miguel y Antonia a sus cuates, mientras se movían al ritmo de la música.
Poco después de la medianoche, los hermanos pidieron un taxi por aplicación y se enfilaron a su hogar.
Una semana después, doña Tere comenzó a sentir dolor en la garganta y el cuerpo cortado. Más tarde, su temperatura comenzó a subir. Se tomó unas patillas para la gripe.
Al día siguiente, tuvo complicaciones para respirar, sus hijos se alarmaron y le hablaron a un doctor. Le describieron los síntomas al galeno quien les recomendó que mandaran un mensaje al 51515 con la palabra “Covid19”, para que los auxiliaran porque era muy probable que su mamá tuviera el virus.
Al hacerlo fueron contactados por personal del 911 y Miguel les dijo que doña Tere estaba muy mal. Ante ello, mandaron una ambulancia que llegó lo más rápido posible y trasladó a la señora a uno de los hospitales que pertenecen a la Secretaría de Salud del gobierno de la Ciudad de México.
Al llegar pasaron a doña Tere al lugar de cuidados intensivos. Su condición era grave y hubo la necesidad de intubarla, en tanto que a los dos jóvenes los aislaron para hacerles pruebas y detectar si tenían Covid-19… ¡salieron positivos asintomáticos!
Al hacerle estudios, los doctores descubrieron que doña Tere padecía diabetes y no había sido tratada, por lo que su vida corría mucho más peligro que alguien sin comorbilidades.
Hoy la madre de estos dos jóvenes sigue luchando para vencer al Covid-19. Sus hijos saben que esa “pary” trajo una cruda realidad muy difícil de aceptar.
Aunque diciembre es el mes donde la población busca reunirse con amigos y familiares, máxime si se habla del llamado “Maratón Guadalupe-Reyes”, desde finales de noviembre la Ciudad de México vive un intenso movimiento, pues es cuando las fiestas pululan.
Sin embargo, este año la dinámica ha sufrido cambios, pues el Covid-19 ha alcanzado los 291 mil 639 contagios y 15,560 lamentables decesos entre los capitalinos, además de cada uno de los hospitales que fueron reconvertidos para la atención de este virus están a más de 80 por ciento de su capacidad.
Pese a ello, y de manera lamentable, algunos ciudadanos han hecho caso omiso a las recomendaciones sanitarias del gobierno de la ciudad que encabeza Claudia Sheinbaum, en el sentido de que no es momento para fiestas, reuniones familiares y mucho menos salir de compras navideñas, pues es aquí donde se registran un gran número de contagios.
Hay quienes no quieren creer esta situación y se han dedicado a “armar reventones”, lo terrible son, como en el caso de doña Tere y sus hijos, las consecuencias.