Jorge Domínguez empodera las raíces de los huastecos con una fiesta cultural

En 2017, Domínguez Cruz narró a este diario el furor que coleccionistas alemanes y estadunidenses tenían por sus cuadros, tras un fructífero viaje por Europa, donde fue aplaudido como nunca, sobre todo en Alemania

Luego de ser reconocido en el extranjero por sus pinturas surrealistas, en las cuales plasma paisajes de su tierra, la Huasteca veracruzana, el pintor Jorge Domínguez Cruz deja la Ciudad de México, donde radicó varios años para promover su obra, y regresa a su comunidad, Mata de Otate, para desarrollar diversos proyectos artísticos, la mayoría financiados por él.

 

“Me armé de valentía y ahora quiero luchar por empoderar a mi gente, porque tenemos que defender nuestra cultura del sometimiento y olvido que hemos padecido por siglos”, explica el artista tének (como se nombran en su lengua originaria los huastecos).

 

En 2017, Domínguez Cruz narró a este diario el furor que coleccionistas alemanes y estadunidenses tenían por sus cuadros, tras un fructífero viaje por Europa, donde fue aplaudido como nunca, sobre todo en Alemania.

 

Hace unos días, el pintor concluyó un mural en el palacio municipal de Citlaltépec y se encuentra pintando otro en Tamalín, poblados aledaños a su comunidad. También echó a andar, hace un lustro, un festival cultural de fin de año titulado Fiesta Huasteca, que en esta ocasión no será presencial para evitar contagios de Covid-19, sino que se realizará una transmisión en la pagina de Facebook de Mata de Otate (https://www.facebook.com/sanisidro.mata.3), el 26 de diciembre.

 

“Lo que hago es inspirar, motivar y enseñar a los niños, jóvenes y adultos sobre nuestros valores tének, para que todos promovamos el amor y aprecio por nuestras raíces y tenerlos presentes. Eso ayuda a fortalecer el tejido social y nuestra identidad para crear cambios importantes que ayuden al progreso y transformación de nuestros pueblos. El arte y la cultura son armas poderosas”, insiste.

 

En Chontla, municipio al que pertenece Mata de Otate, hay otras 31 comunidades indígenas, explica el pintor, las cuales “están muy descuidadas en el aspecto cultural. Es a ellas a las que me he dedicado a invitar para proyectar nuestras tradiciones como las danzas, nuestra lengua, la gastronomía.

 

“Los programas federales que dicen que promueven y apoyan este tipo de manifestaciones culturales, al menos en nuestra región, son prácticamente desconocidos. No he escuchado nada por aquí del que se llama Cultura Comunitaria (que promueve la Secretaría de Cultura federal), no nos han tomado en cuenta; incluso no nos ayudan a difundir e impulsar lo que hacemos, tienen otras prioridades”.

 

De su bolsillo, “y con la participación de las comunidades de la región”, el artista ha sacado adelante la Fiesta Huasteca decembrina “para que las personas aprendan a apreciar lo que tenemos, sobre todo para que no se pierdan nuestras tradiciones ni el talento de los niños y jóvenes”, dice el artista.

 

En el mural titulado Raíces Citlaltepeehuantzin, que Domínguez Cruz pintó en Ci-tlaltépec con el apoyo de la alcaldesa Eutiquia Reyes Santiago, además de plasmar la cotidianidad de la comunidad, retomó la leyenda huasteca de la mujer que tenía el poder de transformarse en red para atrapar peces, y fue tachada de bruja cuando la descubrieron, pero en realidad era una sirena, narra.

 

En Mata de Otate el artista instaló de manera permanente su estudio, donde sigue trabajando en su obra, pues tiene varias invitaciones de galerías internacionales para exponer en 2021.

 

“Ha sido un deleite volver a mi tierra”, continúa, “recordar todo lo que viví de niño. Encuentro una inspiración muy fuerte al poder trabajar para el beneficio de mi comunidad, compartiendo la fortaleza de nuestra cultura y ayudando a cuidarla, pero también buscando los canales para poder transformarnos para el bien común.

 

“Veo muy motivadas a las personas, porque se dan cuenta de que nuestra cultura tiene importancia y que nos puede ayudar a progresar, como ha sucedido conmigo desde que tomé la decisión de dedicarme a la pintura. Estamos contentos porque le estamos dando valor a la cultura tének (vocablo que significa ‘los que viven en el campo con su idioma y su sangre, y comparten la idea’), me siento orgulloso de ser un referente.

 

“Más que nada mi labor aquí es motivarlos para enseñarles todas las maneras que hay para salir adelante por medio del arte. Juntos estamos trabajando en cosas más grandes para restablecer el tejido social a través de fortalecer nuestra identidad, para vivir en paz”, concluyó el artista.

 

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