En un disco indestructible de níquel, que será depositado en la Luna por la misión Peregrine de Astrobotic, en el verano próximo, se escuchará un gigantesco coro virtual formado por alrededor de 10 mil voces de todo el mundo.
Esta pieza única “mostrará un pequeño retrato de cómo suena nuestra especie en este momento de la historia, a manera de mensaje musical unificado”.
El compositor y director musical Felipe Pérez Santiago, director de El proyecto terrícola (The Earthling Project), quien desde hace tres años colabora con el Instituto de Búsqueda Inteligente Extraterrestre (Seti, por sus siglas en inglés) en el programa de Artista en Residencia, con sede en California, explicó a este diario: “En Earthling Project queremos crear una serie de obras musicales con la finalidad de representar quiénes somos como especie y qué es la humanidad en esta época”.
Esta labor, “única en la historia, tiene como principal objetivo recopilar voces de todo el mundo para crear un acervo que quede para la posteridad y crear composiciones globales en línea para su lanzamiento al espacio, teniendo nuestra primera misión a la Luna en 2021”, dijo el reconocido compositor, quien el 16 de diciembre puso en marcha dicho proyecto en colaboración con el Seti y Arch Mission Foundation.
Detalló: “La invitación es generalizada. Buscamos que haya la mayor cantidad de gente posible, no sólo músicos o científicos, sino cualquier persona que se sume a través de la App (que se desarrolló en México), la cual se puede bajar, de manera gratuita desde cualquier dispositivo de telefonía móvil. Ahí se pide al usuario que grabe su voz con alguna canción, un extracto, que sienta que lo representa como ser humano; puede ser una canción de cuna, melancólica, religiosa, espiritual, funeraria o festiva, según sus creencias”.
La petición, prosiguió Pérez Santiago, es que las voces “sean grabadas a capella y sean creadores de sus propias melodías; no se requiere de ninguna experiencia vocal, musical o de composición; al contrario, queremos reunir lo más interno de la experiencia humana”.
La iniciativa que busca registrar 10 mil voces pretende dos cosas: “la primera es crear un acervo, una biblioteca virtual que podrá ser consultada a través de la misma aplicación, donde, por ejemplo, podrán ver cómo suena una canción de cuna en Argentina, una funeraria en Ucrania o bodas en Bosnia”.
El segundo objetivo es que “con todas esas voces recopiladas voy a crear pequeñas composiciones por medio de tecnología musical y audio; voy a juntar todas como si fuera un coro gigantesco, un coro virtual, de todo el mundo cantando al mismo tiempo”.
The Earthling Project se basa en la idea de que “desde el principio de los tiempos los humanos hemos mirado al cielo preguntándonos sobre la palabra que habitamos, los misterios aún por descubrir presentes en el universo y nuestra posición en él. Mirar hacia afuera nos recuerda la grandeza de la existencia mientras indagamos qué significa ser humano”.
Puntualizó que se trata de “unir a personas de todo el mundo, fomentando colaboraciones interculturales. Al honrar nuestra diversidad y aceptar nuestras similitudes podemos celebrar lo que significa ser humano”.
La aplicación, “que es muy intuitiva y sencilla de usar”, registraba hasta hace unos días alrededor 25 países. “Queremos seguir convocando a que se unan más personas y canten; además, está abierto a todas edades” y sin ninguna limitante.
De la primera etapa de grabación de voces, que se extenderá hasta mediados de febrero, “se formarán parte de las pequeñas composiciones; después tendremos otra convocatoria para obras más largas, y sueño combinarla con un ensamble de cámara o mezclarlas con orquesta sinfónica y mandarlas a distintas misiones espaciales, a la cuales comenzamos a ser invitados. No es sólo ir a la Luna, sino a distintos puntos del sistema solar”.
Pérez Santiago explicó: “Una de mis metas, siendo excesivamente soñador e idealista, es ver si realmente podemos crear este mensaje; porque, ciertamente, mandarlo a la Luna es un acto simbólico, el cual es maravilloso, porque todos en algún momento de nuestra niñez soñamos con ser astronautas, salir al espacio o vimos películas de ciencia ficción” que permiten imaginar otros mundos.
Ahora, la intención es ver “si en 30 segundos, que son los que duran las grabaciones, podemos tener al mundo unido y a la humanidad cantando a sola voz; aunque sea cada quien desde su país, su teléfono y canción, pero todos bajo esta idea de creación comunitaria”.
Entre quienes se suman a la iniciativa comandada en la dirección artística por Felipe Pérez Santiago, están Jill Tarter (directora de Espacio y Ciencia), Charles Lindsay (artista residente fundador de Seti) y Bettina Forget (fundadora Seti Artista en Residencia).