La tecnología como necropolítica

La tecnología como necropolítica

El conductismo es junto con la tecnología un dispositivo muerte que aplica el gobierno federal a los enemigos políticos y críticos del sistema. El condicionamiento de la conducta a través de sutiles formas de manipulación de los procesos mentales supone una forma de inscripción en el cuerpo de significados y pautas con los que el uso de la tecnología puede colaborar. A un enemigo de todos le condicionan a usar su deseo como forma de adicción a su uso para crear un infierno donde programar la vida cotidiana de la persona por la sujeción de su conducta a programas reforzados por la adicción a cosas y la creación de conductas autodestructivas, así como de conductas que conducen a pérdida de amigos, de familiares, pérdida de salud y hábitos insalubres. Implica la aplicación de la inmunización defensiva contra la persona en esas condiciones. El proceso es construido como una terapia del shock para re-escribir la subjetividad, la mentalidad y crear mecanismos de represión que se imponen desde fuera, la tortura ejercida es de tal magnitud que la gente acaba suicidándose en pruebas de esfuerzo continuo contra la carrera contra la tecnología. Ejemplos como el desarrollo de la adicción al sexo virtual y un estilo de vida que se centra en el deterioro y la precariedad, O la vida permanente en pantalla es parte del abuso sistemático de las empresas tecnológicas que aplican energía, campos energéticos o toda clase de radiaciones para sostener procesos de producción hasta explotar el proceso vital de las personas.

 

La reciente pandemia para las personas ha significado una lucha con estos ejercicios del poder para eliminar objetivos tácticos en personas clave para ataques con tecnología para procesar cambios en su conducta obligados. Con el fin se anularlos y aniquilarlos poco a poco hasta el fin de sus recursos vitales. Esta nueva tecnología de ataques por programación y por agresión pueden ser visibilizados minando personas a través de esos procesos que se invisibilizan en la reclusión obligada de los objetivos. El romper relaciones, terminar con amistades y la incomunicación son parte del tratamiento y la tortura a estos presos políticos o víctimas de la nueva guerra necropolítica del sistema político actual. Una guerra de inscripción en el cuerpo y la mente, que regularmente acaba en tragedias. La vida de las personas así tratadas se desdibuja en problemas mentales, alucinaciones y deterioros cognitivos que barren con las certezas de las personas en estos procesos. Crímenes de lesa humanidad que deben ser perseguidos por las autoridades internacionales y la corte penal internacional luz.

 

La actividad de esta nueva delincuencia organizada a través de los medios y su nuevo espectro necropolítico, mata en condiciones aberrantes a personas seleccionadas para ese fin.  Y por consiguiente el papel de su colusión con el estado o por grupos de poder en el sector empresarial está en la misma medida de la sonrisa del presidente ante la tragedia del coronavirus y de las socarronas palabras en los medios de los empresarios de la tecnología a quienes se les comisiona estos asesinatos. Acerca de que la pandemia es una pantalla para implantar tecnologías nuevas. Es sobre todo el nivel de cifras de muertos para los que no hay freno y la ola de crímenes por causas que selectivamente no son controladas por el estado, quedando población indemne ante estos ataques.

 

La política de muerte y el desarrollo de estas tecnologías muerte son las que hoy en un dispositivo universal se abrogan los derechos de ejercer quien vive y quien muere. Y que por ello denominado el cuarto poder hoy es el brazo punitivo de estado. El episodio actual de la guerra necropolítica es el cuerpo de los enemigos por un extractivismo informativo que destruye la cognición de los precarizados.

 

Contra las suposiciones más avanzadas la tecnología en la pandemia es el relato de la vida en relación a la muerte. Matar para eliminar los problemas y esto como tecnología de muerte ejercida por los enemigos desde el sistema de medios de comunicación y el sistema político nacional.

 

Explorar los condicionamientos que causa la ciencia de la conducta aplicada en los medios y la formación de hábitos a través de ellos deben ser enjuiciados en sus esquemas de aplicación de modo tal que no sean utilizados como armas estratégicas contra objetivos tácticos, la psicología y las reglas jurídicas de arbitraje externos al ejercicio del poder deben tener el carácter vinculante al sistema jurídico para dar arbitraje de prácticas lícitas y legales en el sistema de medios tecnológicos y fiscalizar con precisión su uso y dar cuenta junto con las comisiones de derechos humanos nacionales e internacionales de ordenamientos y punición sobre atentados contra personas en el ámbito de lo legal y llevar a juicio a empresas que hagan uso de la tecnología para fines necropolíticos.

 

La crítica debe hacerse también desde la sociedad civil para designar el proceso como un diálogo público que tenga incidencia en los hechos a través de la opinión para expresar libremente la opinión de esos hechos delictivos.

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