El Inter de Milán aplastó este domingo las carencias del Juventus y, con goles del chileno Arturo Vidal y del italiano Nicoló Barella, le doblegó 2-0 en este gran Clásico de Italia para alcanzar momentáneamente el liderato liguero, empatado con el Milan, que visita este lunes al Cagliari.
Fue Barella quien ofreció, a los 12 minutos de partido, un auténtico centro desde la banda derecha que Vidal que respondió con un cabeceó lleno de contundencia tras adelantarse al brasileño Danilo, para firmar su segunda diana consecutiva, tras la de penalti firmada entre semana al Fiorentina.
El chileno, exjugador del FC Barcelona, no lo celebró como forma de respeto por su historia en el Juventus, con el que conquistó cuatro títulos ligueros entre 2011 y 2015.
Juventus mantuvo mucho el balón, pero sin ritmo y no pudo encontrar espacios en la atenta zaga interista, apoyada de forma constante por los medios y los dos laterales, el marroquí Achraf Hakimi y el inglés Ashley Young.
Además, la falta de pegada del argentino Lautaro Martínez y del belga Romelu Lukaku, quienes perdonaron dos veces al guardameta polaco Wojciech Szczesny, impidió que el equipo de Antonio Conte se fuera al descanso con una ventaja mayor.
Pirlo de la Juve decidió no realizar cambios tras el descanso y su equipo volvió a cometer los mismos errores, favoreciendo a un Inter que logró el 2-0 con un rápido contragolpe, aprovechando una grave distracción defensiva de su rival.
El defensa Alessandro Bastoni dio un gran pase largo a Barella, quien controló el balón tras una carrera de más de cuarenta metros y fulminó a Szczesny con un potente derechazo que acabó al fondo de las mallas rozando el larguero.
La sonrisa amarga del portugués Cristiano Ronaldo, quien no tuvo manera de ser decisivo, pese a que, nada más empezar el partido se le anulara un gol por claro fuera de juego anterior de Federico Chiesa, resumía la impotencia del Juventus.
Fue el momento cuando Pirlo apostó por unos cambios. Dio paso a Federico Bernardeschi, al estadounidense Weston McKennie y el sueco Dejan Kulusevski, pero ya era demasiado tarde para evitar una dura derrota, que complica notablemente sus ambiciones de retener por décimo año consecutivo el título.