Tres días después de ser hospitalizado, Didí fue sometido a una delicada operación para retirarle la vesícula y parte de los intestinos. Su recuperación fue difícil y en las últimas 24 horas, el ex jugador carioca contrajo una neumonía y necesitaba respiración artificial.
El pasado jueves, los médicos que le atendían aseguraron que podía "morir en cualquier momento". Durante todo este tiempo, Didí estuvo acompañado por su esposa Guiomar y una de sus hijas.
Didí nació el 8 de octubre de 1929, en la ciudad de Campos, a unos 270 km al norte de Río de Janeiro y era poseedor de un estilo que se caracterizaba por la construcción de bellas jugadas, pases largos y precisos, y una rara elegancia en su juego.
Pereira se dio a conocer en la inauguración del estadio del Maracaná, obra monumental realizada para recibir a los participantes de la Copa del Mundo de fútbol de 1950.
Pero, Pereira conquistó a la hinchada no por haber anotado el primer gol en el recién inaugurado Maracaná, sino por marcar el gol que clasificó a Brasil para la Copa del Mundo de Suecia, y consecuentemente a su primer título mundial.
Fue en un partido de las eliminatorias sudamericanas, contra Perú, en Maracaná. Un 0-0 persistía y consumía las esperanzas de los brasileños, que aún sufrían por la pérdida del título de 1950 a manos de la celeste uruguaya de Alcides Gigghia y Juan Alberto Schiaffino, cuando este joven, de complexión delgada, fue elegido para lanzar una falta, cuya trayectoria engañó al meta peruano, que pensó que el balón iba por encima del travesaño y repentinamente, cayó dentro de su red.
Estaba inventada entonces la folha seca (hoja seca. La pelota subía y, repentinamente, caía dentro de la meta. Una tortura para los porteros, que raramente conseguían acompañar la trayectoria del balón y atajarla.
Por su forma de jugar recibió varios apodos. El periodista y dramaturgo Nelson Rodrigues le llamaba Príncipe etíope o Madre de las Piernas de Palo, es decir, de los futbolistas sin grandes recursos, que gracias a sus pases largos y precisos se transformaban en goleadores natos. Para la prensa internacional era Mr. Football, un cerebro en cualquier equipo que pudiera contar con sus servicios.
Genio para unos, perezoso para otros, empezó su carrera en el modesto Americano de Campos, de Río de Janeiro. A comienzos de los años 50, se trasladó al carioca Fluminense, conquistando el título de 1951.
Pero en 1957, se trasladó al Botafogo en una de las mayores transacciones del fútbol brasileño de la época. Así, con el club blanquinegro fue campeón de 1957/61/62.
Después de clasificar a Brasil para la Copa de Suecia, Didí fue el cerebro de un equipo auriverde que poseía otros cracks, como Edson Arantes do Nascimento Pelé, quien entonces tenía 17 años, Garrincha, Zito y Gilmar, entre otros, y comenzó a transformar el fútbol brasileño e imponerlo en el mundo.
Se empezaba a borrar la frustración de 1950, con el bicampeonato alcanzado en el Mundial de Chile-62, y a transformar el fútbol, un deporte foráneo, en el deporte verdaderamente nacional.
En 1959, el Real Madrid le sedujo y Didí llegó a España para formar junto al argentino Alfredo Di Stéfano y al húngaro Ferenc Puskas, pero sus discrepacias con ambos le frustaron los planes y volvió a Brasil, donde recuperó el prestigio, la posición y el cariño de los hinchas. Colgó las botas en 1963, defendiendo los colores del Sao Paulo.
Después empezó una carrera como técnico, actuando en varios equipos de América Latina en Tiburones rojos del Veracruz, Arabia Saudita y Europa. Su mayor hazaña fue clasificar a Perú para la Copa del Mundo de México-70.
