Del cine, el terror es la historia propedéutica que muestra los reveses de las cuestiones luminosas del entendimiento, todo lo que es claro y distinto tiene otro lado que es oscuro y enrevesado, las películas de terror pueden hablar de estancamientos emocionales, de las emociones oscuras, las que se prefiere no sentir, los pasadizos de la mente que nadie quiere transitar, el erotismo de lo vertical, las oscuridades del deseo, las pasiones desgarradoras, las locuras insostenibles.
Entonces, lo raro y lo espeluznante es lo que entra en el terreno del orden y nos muestra un trastorno en todo, el orden se siembra y aparece esa sensación de extrañeza que nos lleva a un camino donde lo raro nos anuncia la historia de lo espeluznante. Todos narrarán sus vidas en pleno orden, pero y si la narrativa fuera el pleno desorden. Todos escapan de estos trayectos, pero el cine recrea la historia de esos misterios, donde lo raro y lo espeluznante se aparece para mostrarnos en el tenor de una terapia el acceso del mal en el mundo y de cómo la heroica es sobrevivirle.
Historias de zombies, de brujería, de magia, del diablo, de la iglesia de las posesiones demoniacas, de seres ignotos, de espíritus todos decantan en una educación sentimental de las formas que configuran el mundo emocional desde la perspectiva del deseo no realizado, de la represión, del sexo reprimido que regresa con la fuerza del maleficio. El mal es a últimas una historia de la sexualidad colectiva desde el punto de vista de la represión. El sexo de grupos que han configurado una trama donde la víctima es reprimida desde este orden fundamental recrea la historia de locos que han muerto reprimidos y cuyas almas desean vengarse de todos los que hicieron posible la represión. El sexo o la muerte es la receta de las almas reprimidas y en cuyos propósitos el asesinato es la vía que los libera. El sexo acumulado es la muerte en versión activa.
Asesinar es la idea de propinar muerte a las almas que aventajaron como represores y de los cuales hay que vengarse. Toda sublevación y todo antagonismo es sexo expresando la represión por el orden político, donde los santurrones de la política cínicos desde los pies a la cabeza han excluido a mujeres, locos, activistas y protestantes. La crítica del muerto es el asesinato desde las sombras donde cueste lo que cueste el alma sexuada busca el reconciliarse consigo misma a través de la eliminación del político, el santon y todo el aparato de represión.
Es el santo oficio de los rechazados, excluidos y marginados y por ello precisamente en el cine se propone como una propedéutica de las políticas emociones auscultar al cinevidente con una historia que hace un fixing de las calamidades de estas represiones que acontecen por que el Estado y las autoridades, mantienen a los pueblos reprimidos, anestesiados, dormidos en el sueño económico de ser empresarios de sí mismo, de las múltiples disciplinas que rompen las almas en modos de buen comportamiento económico, trabajar por una vida, pero esa vida imposible del consumo, que incluso los necroempodera contra los otros, odiando al resto de las personas porque en esencia están reprimidos.
Remodelar la vida afectiva de las personas es un medio para entender que la represión como decía Althusser de la represión, respecto de los aparatos ideológicos del estado significa en esencia esa conducta de gobernar sin legitimidad y por encima del derecho de gentes, cuando el derecho mata comienza por las represiones como la expresión, como la vida común en paz, cómo hacer de la vida un medio de guerra y violencia, que reproducen el modelo de una economía que acosa, destruye y enloquece a todos, porque buscarse la vida es tener que
aceptar las represiones, y que para ciertas almas es a dosis de violencia y tortura.
Esas historias del cine de terror nos muestran lo raro y lo espeluznante de nuestro orden concebido y por dos horas o menos nos meten al mundo del caos para hacer la contaduría forense de los casos de represión que el propio orden genera. El germen del mal es no alimentar nuestros deseos, necesidades, ánimos en el modo de generarnos bienestar, poner por encima ideas y locuras de órdenes ajenos a nuestro pensamiento y forma de vida.
Todas las formas películas de terror son la forma educativa de formas bizarras o retorcidas de una represión fundamental en la sexualidad, son expresiones codificadas del poder como una comunicación que en esencia expresa la sexualidad.