El pasado 15 de julio, un grupo de 30 intelectuales de derecha firmaron el desplegado titulado “Contra la deriva autoritaria y por la defensa de la democracia”. Según estos, la 4T ha asfixiado al pluralismo, pues el Legislativo está sometido a los designios de AMLO. Entre otras cosas, le reprochan al presidente su “actitud despreciativa” hacia el movimiento de mujeres y su “austeridad suicida” en el contexto de la pandemia de Covid-19. Para “recuperar el pluralismo y el equilibrio de poderes” proponen la construcción de un bloque con los partidos de oposición de cara a la elección legislativa del próximo año.
El grupo defensor del “pluralismo democrático” está conformado por siete mujeres y 23 hombres, la mayoría de ellos blancos. El más joven de los firmantes es Humberto Beck, con 40 años; el mayor es Gabriel Zaid, con 86. Su promedio de edad es de 67. La mayoría nació en la CDMX y prácticamente todos viven ahí. Son, en lo general, personas sin problemas económicos. Quienes estudiaron en México lo hicieron en el Colmex, la Ibero y la UNAM. Varios estudiaron en universidades extranjeras como La Sorbona, la Universidad de Chicago, Oxford, Princeton, MIT, Cambridge y Harvard. Se ocupan como académicos, escritores, poetas, historiadores, críticos literarios y, en algunos casos, fueron altos funcionarios en los gobiernos del PRI y el PAN. Escriben en varios medios, pero figuran dos revistas en especial: Nexos y Letras Libres.
Si esta ilustre masa crítica representara la pluralidad intelectual del país, ser, por ejemplo, una escritora joven, morena, indígena, educada en alguna universidad estatal, no podría considerarse “intelectual”. Este conjunto de intelectuales orgánicos de los gobiernos pasados está muy enojado con la 4T, no soporta haber perdido privilegios y ya no ocupar el lugar de consejeros del poder en turno. Extrañan los brindis con la clase política y, en algunos casos, las becas, los viáticos y los contratos.
AMLO les contestó con un breve texto que tituló “Bendito coraje”. Celebró que quienes “han defendido desde siempre el modelo neoliberal o neoporfirista” se definan sin simulación en su búsqueda por “restaurar el antiguo régimen”. A la respuesta de AMLO reaccionó otro grupo de intelectuales, estos con menos fama pero también de derechas. Entre estos destacan figuras de la talla de Tere Vale y su hijo, el hiper-clasista confeso, Nicolás Alvarado, quienes firmaron el desplegado nombrado “No señor presidente: Usted es el que quiere regresar al Antiguo Régimen”.
En defensa de la 4T, intelectuales de Morena, entre quienes figuran Armando Bartra, Enrique Dussel, Enrique Semo, Paco Ignacio Taibo II y Víctor Flores Olea, firmaron su desplegado “En defensa de la democracia y contra las mentiras de ideólogos neoliberales”. Tampoco hay tanta pluralidad en el grupo oficialista, pero si comparamos la calidad de los productos televisivos y de propaganda del grupo de los 30 con las publicaciones y calidad moral de los intelectuales del “nuevo” régimen, la diferencia a favor de los segundos sí es significativa. Los morenistas le recordaron a los “personajes afines al viejo régimen” que “la democracia plena es y seguirá siendo bandera de las izquierdas”. Coincido plenamente con esa aclaración, pues las izquierdas, así en plural, no están todas en el nuevo partido dominante.
En su texto de 1924, Los intelectuales y la organización de la cultura, Antonio Gramsci introdujo el concepto de “intelectual orgánico”. El pensador sardo postuló que todas las personas somos intelectuales, pues no se puede separar al homo faber del homo sapiens. Pero sólo algunas personas ejercen la función social de los intelectuales como categoría profesional. Los intelectuales orgánicos son los empleados del grupo dominante en turno y tienen la misión de asegurar el consenso y la coerción. Los grupos sociales forman intelectuales como conciencia de sus representados. El grupo de los 30 representa un viejo orden rechazado por buena parte de la sociedad. La dirección moral e ideológica de la sociedad está en disputa. Las/os intelectuales se definen por el lugar y función que ocupan en las relaciones sociales. Si el prototipo de estos sigue siendo fundamentalmente un varón maduro, blanco, educado en universidades élite, capitalino y acomodado, entonces no podrá hablarse tanto de un cambio de régimen. Aunque parece que esto está cambiando un poco. Con ver a los 30 exhibidos y moralmente derrotados, ya es ganancia.