Detallando el diseño de la arquitectura de la información, la especialización estratégica es el diseño de las geocorpografías corporativas de vigilancia. Donde se crea la disciplina corporal de cómo las personas entregan y emiten información con la cual la vigilancia a través del dispositivo de medios de comunicación a través del uso de internet o cualquier dispositivo como el celular, los wereables y demás sensores van delineando un paisaje net que detalla como geográficamente estos implementos que no solo son corporales sino que detallan el uso de sensores en la vida cotidiana en los espacios de la ciudad o el campo, que van definiendo una captación de la información que delimita los procesos con los cuales la seguridad o la ciberseguridad de los usuarios delatan como la corpografía de una población o la coreografía de los cuerpos individuales están dentro de un régimen de vigilancia.
Ahí donde se vigila la disciplina también se emite la posibilidad de un régimen de punición con el que dirigir, sesgar, influenciar o procesar de ciertos modos la información emitida o creada puede delimitar un marco de cosas que construye un dispositivo punitivo que se aloja en tecnologías de pánico hacia categorías raciales, de género o personas lgbt que más que generar un estado securitizado, genera un estado manipulable y de inseguridad que están dentro de las tecnologías de pánico.
El pánico puede ser sexual, puede ser hacia la otredad, pánico hacia la diferencia, pánico hacia la mujer, pánico hacia las comunidades tradicionales, pánico hacia la pobreza y los pobres, pánico a las razas no blancas. Y desde ahí la corporativización, es decir la gobernanza desde un parámetro no solo estatal, sino de las empresas de comunicaciones y sus políticas, quienes se interrogan si la conectividad es un derecho humano, y que son interrogadas por la academia acerca de si no es la pregunta misma el objeto siniestro de su corporativismo donde la población y las personas en lo particular son entregadas a una forma nuda vida siempre se trata de la aclaración sobre la índole de una segmentación y una diagramación que hace que sean objeto de previsiones distributivas que generan agudas desigualdades que no son como en el caso del derecho humano una adjudicación de carácter universal, sino de quien es más o menos persona o humano según un modelo tácito y no visible.
Pero en nada, la relación geografía, cuerpo, población y coorporativización en la emisión y producción de datos e información se puede ir ensamblando a las lógicas de producción llevando el modelo a la previsión inteligente donde esta información ya corporativizada se transforma en trabajo del empresario de si mismo, definición bajo la cual se entiende que el ser humano en la expresión de la economía política es objeto de un pastoreo donde la etapa más avanzada es cuando ha internalizado las reglas de la producción económica y ha tornado su actividad vinculada a la producción de si, a la realización de su propia administración tal cual si se tratara de un bien entendido este como capital humano y que desde este trabajo la estructura de la sociedad está dedicada a producir su subjetividad en este horizonte como un hombre económico. Donde el dato y la vigilancia se anudan con una re-escritura a modo de la subjetividad la cual es profanable de acuerdo con la lógica dominante en el sector de la producción.
Entonces como cerebros esponjosos todos los sujetos sociales se entregan a renegociar y a ser re-escritas las formas de su participación en los procesos de la economía y de la sociedad de acuerdo con la moda, ya sea la música del momento o la explotación de cierta versión y modo del capital humano todos participan del mismo motivo donde el dato es la forma de la producción de los núcleos donde el valor de la energía producida para vigilar y para la producción de la geocorpografia corporativa de la vigilancia se tolera como pauta de explotación del valor del capital humano como forma de explotación y de precarización cognitiva, física y social, de donde se obtiene una nueva forma de acumulación de riqueza.
De modo que la tarea de la seguridad nacional y de la ciberseguridad será asegurarse de que el proceso funcione en base a vulnerar y profanar la estructura cognitiva y corporal de las poblaciones cuando emiten y crean datos e información. Y que como sentido de una gobernanza corporativa apela a tecnologías de gobierno que hablan de una multiplicidad de operaciones que delimitan nuevas fronteras donde explotar el bien para el acumulo de riquezas también nos dice de que pasa con la ciberseguridad. Es decir, cómo se puede explicar al ligarse a forma de vulneración se tiene un nuevo aparato punitivo que implica que el monopolio legítimo de la violencia pasa a ser corporativista y gubernamental, pero también que habrá agentes dentro de estos procesos de manejo del conocimiento informático que quieran operar como mercenarios que cobren o se cobren en cuotas de violencia o de agresión a los otros que desconocen el conocimiento de lo digital o de la informática.
De manera que se pueden organizar no solo en unos nuevos paladines que apliquen los castigos o la punición, sino que corporativicen estos hechos al nivel del crimen y desde ahí pacten como grupos ligados a grupos de poder o que forman parte de los grupos de poder el ejercicio como contratistas privados o como mercenarios que cotizan golpes o formas de actuación violenta que se convierten en eventos fuera de la ley que vulneran aun más a esta población ya corporativizada en geocorpografías que relatan nuevas formas de nexos entre este afuera de la ley y el estado, este afuera de la ley y las corporaciones.
Este afuera de la ley y los grupos de poder e influencia, que para fines prácticos se encargaran de todo tipo de contratos, ya sea para sesgar una elección, ya sea para arremeter contra grupos organizados o poblaciones especificas castigando o sesgando o influyendo para aceptar normalizar o tolerar estados de violencia, agresión o de cosas que generen tomas de poder que los representan y que nadie legitima. O trabajando en acciones estratégicas fuera del orden de la ley amparados por la conexión con el estado nacional para generación de acciones que minan o diezman a grupos o personas con fines que tienen que ver con generar estados de violencia, de agresión o de cosas que facilitan que otros grupos acumulen riqueza de modos no convencionales como puede ser en casos necropolíticos y de alto nivel de corrupción, generando economías negras y de sangre.