La nueva edad oscura I

La nueva edad oscura I

Sobre el final del futuro en 10 conceptos.

Migración, extinción y medio ambiente.

 

El panorama internacional sobre la migración depende de las estrategias de colonización de alta intensidad sobre la explotación con ganancia dependiente de la extinción programada de comunidades, lenguas y naturaleza, en territorios estratégicos que son puestos a la venta con esos fines.

 

Explotar para sobrevivir unos y extinguir a otros como obra de una necropolítica global donde hacer morir o extinguir para seguir viviendo en una condición lujosa de la clase global, se impone bajo un discurso de tomar por la fuerza, los recursos naturales y los bienes comunitarios para extirpar, saquear, transformar y re-escribir las prácticas y la vida cotidiana.

 

Entonces hacer migrar, hacer morir en el proceso, destruir, capitalizar los cuerpos y las mentes en la consecución de las metas de vida de los países desarrollados y al resto eliminarlos e incapacitarlos para la vida colectiva de los países desarrollados, creando con ellos guettos donde las sobras humanas sobreviven antes de que extinguirse, relatan los visos de una nueva edad

oscura.

 

Donde arrojados como desechos humanos la gente sin territorio, sin comunidad, sin dinero y sin futuro, es diagramada en un islote que mina, acaba, decanta, y en el cual la muerte es la medicina para los males sociales del mundo no avanzado, del mundo en desarrollo. Por ello, la oscuridad de la época es la luz intensa del frenesí perverso que dinamiza el plexo de las relaciones con el mundo como sujeto a optimizaciones y control que la tecnología hace brillar como la seguridad dentro de los imperios que separan inmunológicamente lo que está dentro de los desechos que se están fuera.

 

Todas las palabras de los órdenes políticos que sujetan el interior del imperio dentro de las sociedades avanzadas bajo un régimen que decanta por condiciones de color, raza, sexo, estatus migratorio, género e identidad, es la lista de espera en el turno a la muerte y son al mismo tiempo el relato de una vida comodificada dentro de la privatización futura de la vida, donde por categorías de prioridad frente a la producción son clasificados para participar de la inmunización de los productos vanguardistas de las tecnologías del futuro de la humanidad aumentada con las cuales vivir será posible desde un régimen donde comprar el tiempo de vida es el acceso a las prótesis biotecnológicas y tecnológicas que apoyan la permanencia en el

mundo.

 

La nueva edad oscura no es un relato para llamar a las buenas conciencias del viejo humanismo, sino para relatar sus nuevos procesos de inmunidad donde abogar por nuevas causas sociales y protestar por estas revoluciones que se detallan y decantan en la participación en la vida como último grito a la generalización de una necropolítica que cede el paisaje donde hacer morir instancia a la gente solitaria, sin organización y apolítica a entregarse a las lógicas de las transformaciones en la alea de lo inhumano y de lo insignificante. O por el otro lado en convertirse en el desperdicio, que sobra en una lógica que como en el caso de la migración es la instanciación del desastre humano de los peligros del afuera del capitalismo.

 

Voces hoy claman desde el Vaticano, los intelectuales del mundo y la filosofía el final del capitalismo, pero la esperanza espeta un acuerdo y pacto donde la naturaleza es el móvil de una nueva andanada de inversiones y financiarización que tratan de resarcir el daño ecológico como una nueva fase donde la extinción puede ser el consumo mismo de su propio riesgo, riesgo que consume riesgo como mecanismo de negocios ecológicos en una dimensión avanzada de nuevos métodos para saber cómo extinguir lo común, la amistad solidaria y el resto de vida natural que sobra. El fin del humano, y el final del futuro al mismo tiempo. Y el advenimiento de una resistencia incluso viral y pandémica. El final del futuro y la proclama de un hombre nuevo. Y ese es el problema.

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