¿Qué tipo de populismo es la 4T?

¿Qué tipo de populismo es la 4T?

La oposición a la 4T no duda en llamar populista al proyecto político encabezado por AMLO, empleando el término de forma peyorativa. Por otro lado, dentro de los partidarios del régimen, son pocos quienes reivindican explícitamente una identidad populista. Prevalece un uso confuso y polisémico del término. El barullo también es propio del campo politológico, sin embargo, hay esfuerzos por dar orden a la maraña de definiciones y posturas sobre el tema. De acuerdo con la literatura reciente en torno al populismo (obviamente textos serios, rigurosos; no entran aquí panfleteros como Gloria Álvarez, Axel Kaiser o Roger Bartra), se pueden identificar al menos seis enfoques: ideacional, político-estratégico, sociocultural, socioeconómico, estructuralista y discursivo. Hay vasos comunicantes entre estos, pero la tipología es útil para el orden de la discusión. Pasemos revista por estos a ver si ubicamos el que más se ajusta a nuestra coyuntura.

  1. El enfoque ideacional que proponen Cas Mudde y Cristóbal Rovira Kaltwasser parte de los conceptos clave de ideología, pueblo, élite y voluntad general (la referencia básica es su libro Populismo. Una breve introducción, Alianza, 2019). Desde esta postura, se concibe al populismo como una ideología, discurso y cosmovisión que divide a la sociedad en dos grupos antagónicos y homogéneos, el "pueblo puro", en contra de la "élite corrupta". La política es por tanto la expresión de la voluntad general de un pueblo que refuerza el interés común. Así entendido, el populismo es antagónico del elitismo y el pluralismo. Si ubicamos a la 4T dentro de una ideología, bien podría ser la populista, pues liberal o socialista no lo es. Cuando AMLO arremete contra los plutócratas de la “mafia del poder”, lo hace precisamente recalcando su corrupción. También son comunes sus alusiones a un pueblo bueno y sabio; cuando le sigue a él y a su proyecto, claro. Aunque varios integrantes de la “élite corrupta” ya han dado el salto a Morena. Por eso, quizá la distorsión ideológica sea lo que aún prevalezca en al 4T.     

 

  1. Para el enfoque político-estratégico, postulado por autores como Kurt Weyland y Jan-Werner Müller, el populismo es una estrategia política a través de la cual el líder carismático gobierna y/o se comunica de forma directa y sin intermediarios con sus seguidores concebidos como el pueblo. Desde esta perspectiva personalista, el núcleo populista subyace en las relaciones entre los líderes fuertes y carismáticos que concentran el poder y los ciudadanos convertidos en masa. Al poner énfasis en el líder, más que en el pueblo, este enfoque ve en el populismo una amenaza a la democracia, un intento de supresión de la sociedad civil. Es quizá éste el enfoque más socorrido (involuntariamente) por los más férreos opositores de la 4T, sobre todo desde la derecha. Las mañaneras son el paradigma de esa comunicación directa del líder carismático. Sin embargo, sí es posible encontrar varios intermediarios entre AMLO y “su” pueblo, que trabajan en periódicos afines al régimen y salen en los canales oficiales de televisión. La comunicación de la 4T es también indirecta, siendo un discurso más en el diverso espacio público mexicano. Quienes vociferan en contra del supuesto totalitarismo de AMLO lo hacen con libertades desde muchos medios. Todavía hay sociedad civil plural en México.

 

  1. Para el enfoque sociocultural de Pierre Ostiguy, el populismo es la ostentación o el alarde de “lo de bajo", “lo popular”. Esa reivindicación de los de abajo es siempre antielitista. La cultura política mexicana heredada por el priismo es vigorosa en la 4T. Lo nacional-popular como proyecto ideológico de Estado parece estar dentro de las intenciones de AMLO como fiel heredero del echeverrismo. Basta decir que ese alarde de los de abajo es tutelado, utilitarista.   

 

  1. El enfoque socioeconómico ve al populismo como una política económica irresponsable, con la expansión del gasto público gracias al endeudamiento, provocando hiperinflación y derivando después en políticas de ajuste estructural. Sin embargo, no sólo ha habido propulismos proteccionistas sino también neoliberales, destacando en América Latina casos como Carlos Menem en Argentina, Collor de Melo en Brasil y Fujimori en Perú. Este enfoque economicista es criticado por la omisión de la dimensión política del fenómeno. AMLO se desmarca todos los días del neoliberalismo, aunque replique varias de sus políticas. Con la política de austeridad y las alianzas con élites económicas, este enfoque parece poco descriptivo de la 4T.     

 

  1. Desde el enfoque estructuralista, donde entrarían estudios clásicos como los de Gino Germani, el populismo es entendido como un tipo de régimen político caracterizado por una alianza multiclasista y un liderazgo carismático, dirigido a la implementación de un modelo nacionalista, como lo fue el desarrollo por sustitución de importaciones. Esta concepción ha servido para el estudio de los llamados “populismos clásicos” de América Latina, como los gobiernos de Perón, Cárdenas y Vargas. Traído al México del siglo XXI, no es muy clara la alianza multiclasista más allá de lo electoral.  

 

  1. El conocido enfoque discursivo de Laclau y Mouffe concibe al pueblo como una identidad política que surge de la articulación de demandas insatisfechas. El populismo, desde este enfoque antielitista, es transformador, emancipador, promotor de la autodeterminación colectiva. La 4T está muy lejos de esas intenciones; está más cerca de sectores empresariales que de movimientos sociales reivindicativos, quienes incluso son su oposición desde la izquierda.

   

La 4T sí es pues populista, pero no desde un tipo particular. Es un collage de posiciones ideológicas y alianzas a veces impresentables. Tiene sin duda un fuerte liderazgo carismático insustituible. No tiene un proyecto claro, al menos no de izquierdas. Y su discursividad se parece más al echeverrismo que a la ola progresista de los 2000s en América Latina. En una de esas, es una categoría populista en sí misma. No hay tipos ideales perfectos e inamovibles, pero al menos sirven para no vulgarizar un término que puede ser analizado con seriedad.

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